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Las apuestas y desafíos del Plan de Desarrollo “Cartagena Ciudad de Derechos” 

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Fotografía: Caracol Radio

El pasado 29 de mayo, a vísperas del cumpleaños de Cartagena, el Concejo Distrital aprobó, de manera unánime, la propuesta de Plan de Desarrollo “Cartagena Ciudad de Derechos 2024-2027” del alcalde Dumek Turbay y su equipo de gobierno.  

La construcción de esta nueva hoja de ruta pasó por distintas fases y, desde el diagnóstico, Cartagena Cómo Vamos puso en marcha acciones para acompañar la formulación de uno de los documentos trazadores más importantes para el Distrito.  

Luego de las bases publicadas en la primera versión del Plan, el documento radicado ante el Concejo mostró apuestas mucho más coherentes y retadoras ante el estado actual de las problemáticas de calidad de vida presentes en Cartagena.  

 
Eliana Salas Barón, directora de Cartagena Cómo Vamos, expuso que “si bien el Plan se muestra como un documento que abarca los principales retos de esta ciudad que tiene tanta historia como pesares, quedaron en el tintero algunos puntos que habrían maximizado el alcance de lo propuesto”. Por ello, CCV realizó un análisis de los aciertos y desafíos en las metas del Plan que más le apuntas a mejorar la calidad de vida.

Superación de la pobreza: las apuestas en pobreza extrema y desempleo no solo presentan reducciones significativas, sino que también aparecen con metas puntuales a las que hay que hacerle seguimiento y que permitirán medir el real efecto de las estrategias empleadas por la administración.  

Salud: se plantea aumentar la cobertura del régimen subsidiado al 100%. También se refleja la voluntad de disminuir la mortalidad materna y la fecundidad entre los 10 y 19 años, orientado a hacer frente al persistente nivel de embarazo adolescente. 

Educación: se destaca que el Plan contemple metas orientadas a la primera infancia, al aumentar la oferta de prejardín, jardín y transición en instituciones educativas oficiales, así como la apuesta por disminuir la deserción escolar y la movilización de los resultados de calidad educativa en grado 11. 

Mortalidad infantil: la meta de reducir a 11,4 la tasa de mortalidad infantil no precisa si es en menores de 1 o de 5 años. Por ende, si incluye a menores de 1 año, mantendría el mismo nivel que la ciudad ha tenido desde 2020 (no ha bajado de 11,4); el cual se configura como una de los más altas de las principales capitales del país. 

Homicidios: la reducción en la tasa es importante, pues busca reducir la tasa de 35,1 a 28. Sin embargo, sigue siendo alta y distante a la realidad anterior de la ciudad, pues antes de 2020 la tasa de homicidios era de 20. 

Hurtos: Es importante que la caída sea efectiva en el número de casos, no en la tasa de denuncia ciudadana. 

Lo cierto es que el reto que acepta el Plan no es menor y debe ser entendido como la promesa de gobierno que el alcalde Dumek Tubay y su equipo le hacen a Cartagena y todos los que en ella habitamos. 

La tarea ahora es la puesta en marcha, que debe conjugar la garantía de un gasto público óptimo y unas finanzas sanas. Es tarea de todos acompañar, desde nuestro quehacer, este propósito y hacer seguimiento a la hoja de ruta que Cartagena seguirá los próximos 4 años. 

Colombia tiene su segundo Informe de Justicia Cómo Vamos 

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En días pasados la Red Colombiana de Ciudades Cómo Vamos (RCCV), en alianza con Fundación Corona, Corporación Excelencia en la Justicia y Fundación Bolívar Davivienda, pusieron a disposición del país los resultados del segundo Informe de Justica Cómo Vamos (JCV), que amplía y fortalece el entendimiento sobre cómo funciona y cuál es la oferta del sistema de justicia, así como la percepción que tienen los ciudadanos acerca de los diversos actores que lo componen. 

Este informe se convierte en una herramienta de apoyo para que desde la sociedad civil se aporte al Estado de derecho con la elaboración de políticas públicas y planes de acción en términos de acceso, calidad, eficiencia y equidad del sistema. 

En Colombia, la separación de poderes identifica a la Rama Judicial como la encargada de aplicar justicia para la protección de derechos, garantizar el cumplimiento de las obligaciones y sancionarlas cuando sea necesario.   

 
La Constitución Política, en su artículo 228, señala que la administración de justicia es función pública.

Cartagena Cómo Vamos (CCV), entendiendo que este es un componente importante en la calidad de vida que salvaguarda la protección de los derechos de propiedad, la resolución de conflictos y la promoción de equidad e igualdad de oportunidades en los territorios, preparó un análisis sobre cómo le fue a La Heroica, de acuerdo con los resultados del informe de JCV. 

Para la capital de Bolívar se tienen estadísticas importantes sobre la demanda de justicia que son consolidadas por la Rama Judicial. Durante el 2023, en La Heroica estuvieron activos 70.432 procesos judiciales, que son un 4% más que en 2022. 

Del total, el 74% son procesos orales, es decir, que se desarrollan de manera verbal en todas sus etapas, mientras que un 21% son escritos. Los restantes tienen que ver con tutelas y otras acciones constitucionales. 

Los procesos orales se caracterizan por ser más ágiles, desarrollados en audiencias públicas y exigen la presencialidad. Los escritos, por su parte, son más lentos, más formales, pueden desarrollarse en audiencias privadas y requieren documentación. 

 
Antes de 2017, los procesos activos en la ciudad en su mayoría eran escritos, lo que representa un cambio importante en la distribución de la administración judicial.

Para 2023, gran parte de los procesos estaban relacionados con delitos, los 5 con mayor demanda de justicia fueron:  

  • Delitos contra la seguridad pública. 
  • Tenencia de armas de fuego. 
  • Contra el patrimonio económico. 
  • Contra la salud pública. 
  • Contra la vida. 

La Encuesta de Percepción Ciudadana 2022 de CCV, mostró que, en promedio, el 11,5% de los cartageneros tuvo alguna necesidad de justicia, principalmente por temas de servicios públicos, salud y convivencia. De estos, cerca de la mitad, no hicieron nada para resolver su necesidad. Los que sí, acudieron principalmente a la inspección de Policía, Fiscalía o un CAI.  

Los habitantes de la ciudad para 2022, consideraban que las principales barreras para acceder al sistema de justicia estaban asociadas a las demoras, la complejidad de los trámites, no conocían los medios para hacerlo o de plano, no confiaban en las entidades. 

Los retos en materia de justicia se evidencian principalmente en la falta de conocimientos, esta puede estar siendo afectada porque muchos ciudadanos no tienen claridad sobre qué situaciones se pueden tramitar por las entidades del sistema. La calidad de vida y la justicia van de la mano, por lo que es indispensable que haya mayor confianza, pues esto se traduce en instituciones sólidas y efectivas. 

De la bata de laboratorio al delantal: el camino de Kelly por conseguir empleo

Esta historia hace parte del especial Las problemáticas en Cartagena que tienen rostro de mujer‘.

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Fotografía: Jannys Castro

Por: Jannys Castro, estudiante de comunicación social de la UTB.

Durante los últimos tres años, Kelly ha pasado incontables horas frente a su computador, enviando currículums a empresas para encontrar empleo. A pesar de su búsqueda no ha recibido ninguna respuesta. Desesperada, recuerda los días de universidad, donde soñaba con una exitosa carrera como ingeniera química. 

Dentro del panorama de Cartagena, las cifras de desempleo revelan una realidad desafiante, marcada por una brecha de género que afecta a mujeres como Kelly Rodríguez. Según Cartagena Cómo Vamos, a pesar de que el 53% de las matrículas en instituciones de educación superior de la ciudad son mujeres, el desempleo en ellas es 2,1 veces mayor al de los hombres. 

 
Kelly Rodríguez es un ejemplo vivo de la brecha de género en el mercado laboral en Cartagena. A sus 42 años, esta ingeniera química y madre soltera de una joven universitaria, ha enfrentado obstáculos que reflejan las desigualdades en la búsqueda de empleo entre hombres y mujeres en la ciudad.

Además de estudiar una carrera STEM (es decir, del área de las ciencias, tecnologías, ingenierías y matemáticas), siguió ampliando su campo de estudio, alcanzando los títulos de tecnóloga en control de calidad de alimentos, especialista en gerencia en calidad y producción, así como tecnóloga en distribución física internacional. 

Su experiencia laboral incluye roles como coordinadora de calidad, jefe técnico de calidad y procesos, jefe de investigación y desarrollo, analista de calidad y jefe de laboratorio, trabajando en dos empresas nacionales y sumando diez años de experiencia. Sin embargo, la pandemia del Covid-19 alteró su trayectoria profesional, con la reducción de puestos de trabajo y escasas oportunidades laborales. 

Según un informe del Departamento Nacional de Planeación (DNP), Cartagena se encontró entre las ciudades con más pérdida de empleo luego del Covid-19, y aún no ha recuperado sus niveles prepandemia, pues está en mora la recuperación de 141 mil puestos de trabajo. 

Los más afectados fueron los sectores de construcción e industria, siendo este último el área en donde Kelly ha desarrollado su carrera profesional.  

Tras quedar sin trabajo en 2020, Kelly decidió emprender su propio negocio de yogures naturales, llamado ‘Yogubony’. Este emprendimiento ha sido esencial para ella, ya que le ha dado la oportunidad de sostener a su hija en medio del desempleo, no obstante, no llena sus expectativas profesionales ni económicas. 

Aun con la creación de su emprendimiento, no ha dejado de postularse a ofertas laborales tanto en la ciudad como fuera del país, pero no ha recibido respuestas. Si bien ha logrado consolidar ‘Yogubony’, Kelly sigue buscando un empleo que le permita equilibrar su economía para cubrir todos los gastos de la casa y terminar de pagar la universidad de su hija, ya que hay meses en donde los ingresos no son suficientes. 

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Kelly recuerda con amargura una experiencia del 2023 en la que aplicó para un puesto de jefe de procesos en una empresa regional en el sector industrial. A pesar de cumplir con el perfil, la experiencia y las competencias requeridas, fue rechazada. Al investigar más, descubrió que el puesto se otorgó a un hombre por consideraciones de género, dejando claro que, para algunos, ciertos roles son inadecuados para las mujeres. Ella expresa que “prefirieron contratar a un hombre por el carácter y voz de mando”. 

En repetidas ocasiones se ha encontrado en esta situación. Tiene un compañero que con menos experiencia que ella ha conseguido más puestos, incluso, uno al que aplicaron ambos, pero terminaron llamándolo a él, por lo que Kelly reflexiona que “definitivamente en Colombia, ser mujer e ingeniera, es complicado” alegando que, en esta cultura, y dentro del ámbito de la ingeniería, el hombre es el privilegiado. 

“Durante los años, he aprendido que el mayor filtro, en esta carrera, es ser hombre. Mi pelea siempre ha sido con el sexo masculino. Siempre pierdo por ser mujer. No es que no tenga experiencia, es que soy mujer”, expresa con decepción Kelly. “Es frustrante porque ¿cómo voy a demostrar mis habilidades si no me dan la oportunidad de hacerlo? Las mujeres podemos ocupar cualquier puesto, somos capaces”, concluye. 

Ella ha tenido experiencia manejando grupos de trabajadores hombres, en lo que se destacó y recibió reconocimiento de su jefe. Sin embargo, en el 2015 tuvo que renunciar de este trabajo porque “había hora de entrada, pero no de salida”. Expresa que: “Yo estaba estudiando mi especialización en gerencia en producción y calidad, entonces era el trabajo o mi carrera. Otra cosa es que tampoco podía dejar de compartir con mi familia, mi hija. Ella me necesitaba. Hoy en día, no me arrepiento de mi decisión”. 

En muchos entornos laborales, existe la falta de reconocimiento hacia las mujeres que también desempeñan responsabilidades en su hogar. En este sentido, se espera que las mujeres equilibren sus responsabilidades en el trabajo con la vida doméstica y el cuidado familiar. Esta falta de reconocimiento se convierte en carga adicional para las mujeres, dificultando su capacidad para avanzar profesionalmente, así como le sucede a Kelly. 

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Luego de enviar los currículums, Kelly se dirige a la cocina, para preparar los yogures naturales de su negocio. Mientras mezcla los ingredientes, no para de imaginarse en el trabajo de sus sueños: un gran laboratorio en el área de investigación, en el que pueda hacer productos innovadores. Ella abraza la idea de, algún día, volver a colocarse su bata de laboratorio y dejar el delantal. 

La experiencia de Kelly refleja la urgencia de abordar el problema del desempleo y promover la equidad de género en el ámbito laboral. Su historia no solo muestra luchas individuales, también destaca la necesidad apremiante de políticas y acciones que fomenten oportunidades justas para las mujeres de Cartagena.  

Sacrificios de una madre: la lucha de Carmen contra la adversidad

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Carmen, madre soltera de 47 años, enfrenta la difícil realidad de vender chance ilegal en Cartagena para mantener a su hija. Su historia refleja las luchas de las mujeres en condición de pobreza e inseguridad alimentaria que buscan una mejor vida para su familia.

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Las problemáticas en Cartagena que tienen rostro de mujer

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Descubre las historias de Carmen, Yoli y Kelly, y comprende los desafíos que enfrentan estas mujeres en su diario vivir, así como las demandas que sus situaciones individuales plantean para mejorar la calidad de vida de todas las mujeres en la ciudad.

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Yoli: la historia de una mujer sin pausas

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Yoli, madre y emprendedora incansable en Cartagena, enfrenta la dura realidad de equilibrar labores domésticas con su negocio desde casa, luchando contra el dolor físico y desafíos económicos. Su historia refleja las desigualdades que viven las mujeres frente al trabajo doméstico y de cuidado no remunerado.

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Yoli: la vida de una mujer sin pausas 

Esta historia hace parte del especial Las problemáticas en Cartagena que tienen rostro de mujer‘.

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Fotografía: Luisa Fernanda Paternina Buelvas

Por: Laura Isaza Carreño, estudiante de comunicación social de la UTB.

Yoli, como le dicen los vecinos en el barrio Bruselas, es una madre y esposa dedicada a las labores de su hogar. Desde muy temprano, a las 5 a.m., inicia su jornada para alistar a su hija antes del colegio. A eso de las 6 a.m., empieza a organizar su casa y a las 7 de a.m. acompaña a su esposo en el recorrido que realiza como conductor de una ruta escolar, en la que transporta a niños pequeños.  

Al retornar, sigue con las labores de limpieza y comienza a preparar el almuerzo. Sobre el mediodía, sale nuevamente con su esposo a recoger a los pequeños. Al llegar a su hogar termina de cocinar y espera a su hija para atenderla de su regreso de clases. 

Su extenuante rutina apenas empieza, pues ha transformado su hogar en un lugar lleno de creatividad y oportunidades económicas para el sustento de su familia. En cualquier momento llega un cliente para que le arregle las uñas, alguien que necesita una copia o un niño a comprar un dulce. En el momento de la realización de esta entrevista, la interrumpieron un par de veces para pedirle “una recarga para celular” y “una gaseosa”.  

A sus 42 años, Yolima Patricia Pérez Marchena, como es su nombre completo, dedica tiempo, alma y corazón a lo que llama su “pequeño gran negocio”, donde vende perfumes, ropa, bolsos, accesorios, productos de aseo para el hogar y piñatería.  Quien llega a su casa, se sorprende al ver una sala atestada de surtido, dividida por secciones en vitrinas, tal como un supermercado. 

Yoli debe combinar las labores en casa con su emprendimiento, donde no solo vende productos, sino que ofrece sus servicios de manicurista que aprendió al ver videos en YouTube. Ella, literalmente, trabaja día a día “con las uñas”.  

 
En una ciudad donde las tareas domésticas siguen recayendo en la mujer, Yoli siente que el dormir es perder el tiempo, pues hasta al sentarse pierde segundos valiosos. “Tengo muchas cosas que hacer”, afirma. Así les sucede a muchas en Cartagena que se dedican a las labores domésticas. Según la Encuesta de Percepción Ciudadana 2023 de Cartagena Cómo Vamos (CCV), el 16% de las mujeres afirma ser responsable de las labores del hogar y de cuidado en casa, mientras que en los hombres este porcentaje es del 4%.

“Me levanto a las 5 a.m., y trabajo hasta las 10 p.m. A esa hora siento que ya no doy más, por eso cierro por completo y listo, a empezar nuevamente al día siguiente”, agrega. 

Ella forma parte del 54% de los trabajadores informales en Cartagena, quienes, a pesar de esforzarse por ganarse la vida con ventas y actividades diarias, no cotizan ni salud, ni pensión debido a las condiciones de su empleo. Este es un desafío aún mayor para las mujeres, ya que en Colombia solo el 12% logra acceder a una pensión, en comparación con el 22% de los hombres, según un estudio realizado por la Universidad de los Andes. 

*** 

Yoli nació en Barranquilla. Una vez terminó el bachillerato decidió estudiar Análisis y Programación de Computadores, pero por falta de recursos económicos no pudo finalizarlos. Por casualidades de la vida llegó a Cartagena hace 12 años, con muchas ilusiones y ganas de salir adelante que, con el tiempo, se fueron desvaneciendo por no contar con apoyo suficiente. 

Su primer trabajo en Cartagena fue como promotora turística, pero nunca se sintió cómoda para venderles los paquetes a los visitantes, así que decidió internarse en una casa de familia, donde se hizo cargo del aseo. Estando en este trabajo, un día, mientras lavaba el baño, cayó sentada sobre el duro suelo mojado. 

A partir de ese incidente, comenzaron a surgir molestias en su espalda que le dificultaban caminar. Después de consultar a un médico, recibió el diagnóstico de hernia discal y fue sometida a dos intervenciones quirúrgicas. Durante la segunda operación, se vio obligada a guardar reposo. «El médico me advirtió que si se daba una tercera cirugía no iba a quedar bien. Me enfrenté a la posibilidad de depender de una silla de ruedas, un bastón o muletas. Por tanto, me tuve que cuidar», explica. 

Asegura que “ya no es lo mismo que antes” y que no tiene “el mismo ritmo”. Pero, aunque se levante con dolencias, saca, no sabe de dónde, las fuerzas para dedicarse, prácticamente sola, a las labores de su hogar porque su esposo, como conductor, se ve obligado a estar fuera de casa la mayor parte del tiempo. “Son más de 12 años en los que mi espalda ha sufrido, no solo por los oficios en la casa, sino también por el trabajo de manicurista, pero me tomo una pastilla y pa’ lante”, manifiesta con firmeza.  

Como dice una vecina, “Yoli no se queda quieta”. Su emprendimiento desde casa ha ido creciendo con cada nueva solicitud que le hacen los clientes: “¿Tú no vendes bisutería?, ¿no vendes aretes?, pero ¿tú no vendes tintes?”, le preguntaban. “No, no tengo, pero buena idea, la próxima sí habrá”, respondía. 

Al igual que Yoli, en Cartagena y Colombia, muchas mujeres esperan la mejora de su calidad de vida. Es por esto que para ella cada momento de su día es una oportunidad para cumplir su gran sueño de crear empresa y ampliar su negocio.  “Pienso mucho en mi hija, en dejarle una estabilidad, dejarle una base, ese sería mi mayor orgullo”, comenta. 

Fotografías: Luisa Fernanda Paternina Buelvas

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Aunque Yoli trata siempre de tener una actitud optimista, muchas veces no le es suficiente. “A veces me deprimo. Cuando sientes que lo que haces no te alcanza o cuando llega el momento de pagar alguna cuenta y todavía no está la plata, pero tienes que buscarla de otra manera. Eso me desespera, me estresa y me deprime”, apunta.  

Las mujeres viven estas situaciones a diario. Dunia León Fajardo, coordinadora en Bolívar del Movimiento Ruta Pacífica de las Mujeres, asegura que esto “tiene que cambiar”. Insiste en la creación de políticas públicas que garanticen a las mujeres una vida digna. “Se les debe reconocer lo que hacen y retribuirles con pensiones especiales a aquellas que no cotizan por tener ingresos de sobrevivencia”, afirma León Fajardo.  

Aunque un informe de la ONU Mujeres Colombia y el DANE muestra que las horas de trabajo doméstico y de cuidados no remunerados de las mujeres equivalen a casi el 20% del Producto Interno Bruto (PIB), Dunia asegura que “mientras no se reconozca que eso vale y que aporta al PIB del país, no se hará nada. Hay que visibilizar el valor que tiene ese trabajo.” Por esto, es necesario cuidar al cuidador. Sacar tiempo para múltiples actividades significa para las mujeres una carga que las afecta física y emocionalmente.  

El mismo informe indica que, en Colombia, las mujeres dedican casi 8 horas al día en actividades de trabajo no remunerado y los hombres solo 3 horas. Ante esto, es imperante que los demás miembros de las familias se involucren en las tareas del hogar. “Esa percepción de que las mujeres que se ocupan del cuidado del hogar son desocupadas o mantenidas no es real. El trabajo que ellas hacen es muy valioso”, manifiesta Dunia.  Los hombres tienen responsabilidades en igual medida a las mujeres cuando de las labores del hogar se trata. No es una ayuda la que ellos proporcionan, es una corresponsabilidad que, de ser cumplida, aliviaría la carga de muchas mujeres y mejoraría su calidad de vida. 

Las problemáticas en Cartagena que tienen rostro de mujer

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Descubre las historias de Carmen, Yoli y Kelly, y comprende los desafíos que enfrentan estas mujeres en su diario vivir, así como las demandas que sus situaciones individuales plantean para mejorar la calidad de vida de todas las mujeres en la ciudad.

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De la bata de laboratorio al delantal: el camino de Kelly por conseguir empleo

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Kelly Rodríguez es un ejemplo vivo de la brecha de género en el mercado laboral en Cartagena. A sus 42 años, esta ingeniera química y madre soltera de una joven universitaria, ha enfrentado obstáculos que reflejan las desigualdades en la búsqueda de empleo entre hombres y mujeres.

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Sacrificios de una madre: la lucha de Carmen contra la adversidad

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Carmen, madre soltera de 47 años, enfrenta la difícil realidad de vender chance ilegal en Cartagena para mantener a su hija. Su historia refleja las luchas de las mujeres en condición de pobreza e inseguridad alimentaria que buscan una mejor vida para su familia.

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Sacrificios de una madre: la lucha de Carmen contra la adversidad 

Esta historia hace parte del especial Las problemáticas en Cartagena que tienen rostro de mujer‘.

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Fotografía: María Alejandra Romero Solano

Por: María Alejandra Romero Solano, asistente de comunicaciones de CCV.

Cada mañana, a las 6 a.m., Carmen* se levanta para preparar el desayuno de María, su hija de catorce años, mientras esta se prepara para ir al colegio. 

Luego de despedir a su hija, Carmen dedica unos instantes a los quehaceres del hogar antes de arreglarse para comenzar su jornada laboral. Antes de las 8 de la mañana, sale de su casa ubicada en uno de los sectores del barrio Olaya Herrera que colindan con la Ciénaga de la Virgen, donde también vive su sobrina Natalia, y la hija de ella, Leidy. 

Olaya Herrera se sitúa en la comuna 6, en la zona suroriental de Cartagena, Colombia. A 12 km del reconocido Centro Histórico de la ciudad.  

Lejos de la opulencia, los monumentos turísticos y las casas coloniales, este sector de la localidad 2 es conocido por sus calles destapadas, caños taponados, difícil acceso al transporte público y un cúmulo de problemáticas sociales, tales como la pobreza y las altas tasas de homicidio, embarazo adolescente y mortalidad materno-infantil; pero también, por su gente perseverante que lucha contra todas estas adversidades para salir adelante. Estas condiciones ponen de relieve las marcadas disparidades sociales y económicas que experimentan los habitantes de los barrios cercanos a la Ciénaga de la Virgen, quienes han sido segregados y marginalizados del resto de la ciudad. 


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Crédito de la fotografía: María Alejandra Romero Solano

Desde allí, Carmen comienza su ruta vendiendo chance: recorre Zarabanda, La Magdalena, Estela, San José Obrero y Playa Blanca, todos sectores aledaños. Conoce este trayecto como la palma de su mano, ya que lo ha realizado de lunes a domingo durante más de treinta años. 

Una gorra, una camiseta manga larga y a veces una sombrilla, son las únicas defensas de esta mujer de 47 años ante el sol inclemente de Cartagena. Cuando la sensación térmica llega a los más de 30 grados centígrados y el calor se torna sofocante, para en puntos estratégicos para refrescarse sin dejar de vender. Sin embargo, no puede estar mucho tiempo en un solo lugar, porque el chance que vende es ilegal, y no quiere correr el riesgo de ser atrapada por la Policía porque, además de perder su única forma de sustento, puede enfrentarse a hasta ocho años de cárcel, de acuerdo con el Código Penal, ya que pagar la multa de más de 100 salarios mínimos mensuales legales vigentes (SMMLV) no es una opción para ella. 

Ese día, alrededor de las 10 a.m., Carmen saca un poco del desayuno que se preparó en la mañana, para aguantar hasta las 5 de la tarde, hora en la que podía volver a comer. Por lo general, suele regresar al mediodía a su casa para tener listo el almuerzo de su hija, una vez esta sale del colegio. Ahí aprovechaba para comer y descansar un rato antes de salir nuevamente a las 5 p.m. y terminar la venta del día a eso de las 10 de la noche. Pero en esa ocasión no podía regresar temprano, ya que se encontraba algo apretada con el trabajo: no había logrado vender mucho, así que se quedaría más tiempo en la calle para ganar un poco más. En los días buenos, logra tener ganancias de hasta $25.000, que al mes son unos $750.000. En los malos, como estaba pintando ese, de cosa alcanzaba a llegar a los $10.000 diarios, es decir, $300.000 al mes. 

Lleva días sin cenar, por eso, ese día prefiere desayunar tarde para poder comer en la noche. Ella y su sobrina, Natalia, las dos adultas de la casa, solo pueden tener dos comidas diarias por falta de alimentos y recursos. Los ingresos de Carmen son el pilar económico del hogar. Natalia no tiene un empleo estable y solo ocasionalmente ofrece servicios de manicura y pedicura en casa. Además, ya no cuenta con el subsidio de Familias en Acción que recibía su hija María desde los 2 años, ya que en diciembre de 2023 dejaron de otorgarlo debido a una actualización que la colocó en una categoría más alta en el Sisbén. Como resultado, llevaba tres meses sin recibir esta ayuda. 

Había días en los que Carmen y Natalia desayunaban y almorzaban, y otros en los que desayunaban y cenaban, pero nunca las tres opciones. En el hogar, las únicas con las tres comidas garantizadas son Leidy, quien recibe desayuno y almuerzo en la guardería del barrio; y María, su hija. Cuando Carmen prepara el almuerzo, siempre deja un poco para que María y Leidy puedan cenar. En los días en que solo podía hacer la cena, como ese, enviaba a María al comedor comunitario que está cerca de la casa y que ofrece almuerzos a los niños por una contribución de $2.000. 

 
La inseguridad alimentaria que enfrenta el hogar de Carmen es compartida por el 43% de los hogares en Cartagena, según revela la Encuesta de Percepción Ciudadana (EPC) de 2023, de Cartagena Cómo Vamos. Específicamente, las mujeres y los residentes de la localidad 2, como Carmen, son quienes señalan los niveles más preocupantes de vulnerabilidad alimentaria en la ciudad.

Asimismo, las condiciones económicas de Carmen la suman a los 455 mil habitantes de Cartagena que viven en pobreza moderada, pues no siempre alcanza los ingresos mensuales mínimos de $427.667 para satisfacer sus necesidades básicas, ni las de su hogar. Según la EPC de 2023, en Cartagena son más las mujeres que se perciben como pobres, en comparación con los hombres, lo que evidencia que son ellas las que enfrentan mayores barreras para acceder a ingresos dignos. 

Día a día, Carmen desafía los riesgos de su trabajo y las barreras sociales y económicas para brindarle un futuro mejor a su hija, buscando ofrecerle las oportunidades que ella misma no pudo tener en la vida. 

*** 

Motivada por escapar de un hogar abusivo, en el que sufrió maltrato físico y psicológico, Carmen comenzó a trabajar en el chance a los 17 años para lograr su independencia. Aunque se graduó de la media académica con un título de auxiliar de secretariado, quiso seguir estudiando para tener una mejor calidad de vida. Apenas terminó el bachillerato, con ayuda de becas y del esfuerzo de su trabajo, logró sacar adelante los estudios de técnico auxiliar de bartender y secretariado ejecutivo. Sin embargo, más allá de las prácticas, nunca consiguió engancharse en el mercado laboral de manera formal y prefirió seguir trabajando en el chance.  

Durante casi treinta años, Carmen estuvo vinculada con las dos empresas que, en sus respectivos momentos, se encargaron de las operaciones del chance en Bolívar. Tras la desaparición de estas compañías, una nueva entidad emergió para operar el chance y las apuestas en el departamento. Carmen se presentó a esta con las ganas estar en un puesto de venta fijo, para dejar de caminar por toda Olaya Herrera bajo el inclemente sol. Lastimosamente no consiguió entrar, así que, al verse sin opciones, aceptó vender uno de los chances no autorizados del departamento. 

En dos ocasiones envío hojas de vida y se presentó para trabajar de secretaria o haciendo aseo en alguna empresa. Durante las entrevistas, le hicieron propuestas indecentes de salir con el jefe del cargo. “Yo enseguida respondía que no me interesaba, y no me escogieron. La verdad es que no me interesa trabajar en lugares en los que para entrar tengo que aceptar ese tipo de propuestas”, asegura.  

Para ella, el ser mujer representa un desafío adicional en la búsqueda de empleo, especialmente para aquellas en condición de vulnerabilidad, pues son muchas las personas que buscan aprovecharse de esta situación. Justamente, en Cartagena, el desempleo en mujeres es 2,1 veces mayor al de los hombres, según cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE). 

Aunque sabe el riesgo que corre al vender chance ilegal, afirma que es eso o no tener para sostener su hogar. “Ya tengo 47 años, en todos los trabajos que veo piden gente 20 años menor, recién graduados o con más de dos años de experiencia. Yo solo tengo seis meses”, menciona. 

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Carmen es madre soltera y cabeza de hogar desde que María, su hija, tenía cinco años. El padre de María ha eludido las responsabilidades económicas con su hija desde que él y Carmen decidieron separarse definitivamente. Este abandono no simplemente dejó a Carmen sola en la crianza de su hija, sino que también tuvo un impacto negativo en la salud mental de María desde temprana edad.  

Un segundo dolor se suma a este difícil escenario: desde los siete hasta sus catorce años (edad actual de María), fue víctima de abuso sexual por parte de alguien cuya mención Carmen prefirió que se omitiera en esta historia. Para Carmen, quien se enteró de todo recientemente, el descubrimiento tardío de esta situación con su hija ha sido una carga emocional abrumadora. 

Para sobrellevar todo lo que ha pasado en su corta vida, María necesita de atención psicológica y psiquiátrica constante, que le es garantizada por la EPS. Pero, además, los medicamentos recetados por psiquiatría le exigen tener una dieta estricta, por lo que Carmen prefiere sentirse fatigada por el hambre todos los días para que así su hija tenga garantizado los alimentos necesarios. 

“He hecho cosas que no debo hacer cuando me he siento muy apurada económicamente. Pero si mi hija lo necesita, busco la forma. Ella es una niña inteligente, siempre le ha ido muy bien en el colegio, ahora está estudiando inglés gracias a una beca, está en clase de música. La tengo en diferentes actividades. Yo lo que quiero es que ella salga adelante, y hago todo lo posible para cumplirlo”, afirma. 

*** 

“Sueño con la oportunidad de tener otro trabajo: uno donde me sienta feliz, estable, en una oficina, con papeles, lejos del sol”, manifiesta Carmen. No pierde la esperanza, y espera lograrlo más pronto que nunca, ya que no quiere seguir arriesgándose todos los días con la venta del chance. En esa búsqueda de ayuda, recientemente empezó a consagrarse en una iglesia, y no quiere seguir haciendo cosas que atenten a su espiritualidad.  

Pese a todas estas dificultades, afirma que la vida le ha mejorado. “Ahora estamos un poco más tranquilas. Las dos estamos recibiendo atención psicológica y de vez en cuando recibimos ayudas económicas. Sé que Dios no nos va a abandonar.” 

Pide a las autoridades más atención y oportunidades a las madres solteras y cabeza de hogar que luchan día a día para sacar a sus familias adelante. Su historia destaca la necesidad urgente de políticas que aborden las brechas de género y proporcionen oportunidades reales para quienes enfrentan el doble reto de ser mujeres y madres en condiciones de vulnerabilidad en una ciudad donde la pobreza y la inseguridad alimentaria tienen rostro de mujer. 

*Todos los nombres de esta crónica fueron modificados para proteger la identidad de la fuente. 

De la bata de laboratorio al delantal: el camino de Kelly por conseguir empleo

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Kelly Rodríguez es un ejemplo vivo de la brecha de género en el mercado laboral en Cartagena. A sus 42 años, esta ingeniera química y madre soltera de una joven universitaria, ha enfrentado obstáculos que reflejan las desigualdades en la búsqueda de empleo entre hombres y mujeres.

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Las problemáticas en Cartagena que tienen rostro de mujer

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Para las mujeres, que constituyen el 52% de la población, la situación es aún más complicada. Además de enfrentarse a los desafíos comunes de la vida en la ciudad, deben afrontar obstáculos adicionales simplemente por ser mujeres.

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Yoli: la historia de una mujer sin pausas

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Yoli, madre y emprendedora incansable en Cartagena, enfrenta la dura realidad de equilibrar labores domésticas con su negocio desde casa, luchando contra el dolor físico y desafíos económicos. Su historia refleja las desigualdades que viven las mujeres frente al trabajo doméstico y de cuidado no remunerado.

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Las problemáticas en Cartagena que tienen rostro de mujer 

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Vivir en la capital de Bolívar no es fácil. Así lo aseguró el 87% de los habitantes de la ciudad en la Encuesta de Percepción Ciudadana (EPC) 2023, de Cartagena Cómo Vamos, quienes afirmaron que, en general, las cosas en La Heroica iban por mal camino. Lo cierto es que en la ciudad los indicadores que miden la calidad de vida en temas vitales como salud, educación, empleo, seguridad y pobreza, en vez de mejorar, se han quedado estancados o van en retroceso. 

Para las mujeres, que constituyen el 52% de la población, la situación es aún más complicada. Además de enfrentarse a los desafíos comunes de la vida en la ciudad, deben afrontar obstáculos adicionales simplemente por ser mujeres. 

Muchas de las problemáticas en Cartagena tienen rostro de mujer: la pobreza, la inseguridad alimentaria, el abuso sexual, el desempleo, entre otros. Así lo evidencian los datos que al desagregarlos hacen palpables las brechas de género.  

No es casualidad, entonces, que las mujeres hayan expresado un sentimiento generalizado de pesimismo en la EPC 2023. Su descontento está estrechamente vinculado con lo poco que la ciudad le está retribuyendo en la mejora de su calidad de vida. 

Así como las brechas en la ciudad no son las mismas para mujeres y hombres, entre mujeres las condiciones se agudizan si además se tienen en cuenta factores como la raza, el nivel socioeconómico, la edad, entre otros aspectos. La experiencia de una mujer racializada en situación de pobreza y con poca educación es muy diferente a la de otra que ha logrado obtener una educación superior, a pesar de enfrentar desafíos similares de desempleo. Sin embargo, ambas comparten la lucha común en una sociedad desafiante. 

En este mes de la mujer, Cartagena Cómo Vamos, con el apoyo del Programa de Comunicación Social de la Universidad Tecnológica de Bolívar se propuso explorar la calidad de vida de las mujeres en la ciudad desde diversas perspectivas, dándole rostro a los datos. Para esta labor, nos acompañan las historias de Carmen, Yoli y Kelly. Cada una, desde su experiencia de vida, nos ayudará a comprender los desafíos que enfrentan las mujeres y las demandas que sus situaciones individuales plantean para mejorar la calidad de vida de todas en la ciudad. 

Sacrificios de una madre: la lucha de Carmen contra la adversidad

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Carmen, madre soltera de 47 años, enfrenta la difícil realidad de vender chance ilegal en Cartagena para mantener a su hija. Su historia refleja las luchas de las mujeres en condición de pobreza e inseguridad alimentaria que buscan una mejor vida para su familia.

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Yoli: la historia de una mujer sin pausas

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Yoli, madre y emprendedora incansable en Cartagena, enfrenta la dura realidad de equilibrar labores domésticas con su negocio desde casa, luchando contra el dolor físico y desafíos económicos. Su historia refleja las desigualdades que viven las mujeres frente al trabajo doméstico y de cuidado no remunerado.

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De la bata de laboratorio al delantal: el camino de Kelly por conseguir empleo

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Kelly Rodríguez es un ejemplo vivo de la brecha de género en el mercado laboral en Cartagena. A sus 42 años, esta ingeniera química y madre soltera de una joven universitaria, ha enfrentado obstáculos que reflejan las desigualdades en la búsqueda de empleo entre hombres y mujeres.

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