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Hay menos accidentes viales en Cartagena, pero las motos siguen siendo una preocupación

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Fotografía: El Universal

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Los accidentes viales en Cartagena se redujeron de manera significativa en 2023, alcanzando una disminución de 1.254 casos, según cifras del DATT. Esto es 49% menos que en 2022, cuando se reportaron 2.482 casos.

El panorama para el primer semestre de 2024 sigue siendo alentador, sin embargo, persiste una creciente preocupación por el alto porcentaje de accidentes que involucran motocicletas. En este contexto, el programa privado Cartagena Cómo Vamos (CCV) hizo un análisis sobre los accidentes viales, comparando los datos actuales con periodos anteriores.

Accidentes viales periodo de 2019 a 2023

En el caso específico de los accidentes que involucraron motos, estos aumentaron del 50% en 2022 al 83% en 2023. Mientras que, en 2019, antes de la pandemia, este porcentaje era del 31%. Es decir, el 2023 fue el periodo con mayores casos de accidentes en moto de los últimos cinco años.

Menos atropellos, pero más muertes por esta causa

El segundo indicador para destacar son los atropellos, que se refieren a las lesiones ocasionadas por conductores de vehículos a peatones o transeúntes. Este mostró una disminución del 28% en comparación con 2022, pasando de 390 casos a 282 en 2023.

A pesar de la reducción, la proporción de muertes por atropellos casi se duplicó, representando el 15% del total de accidentes, frente al 7,7% de 2022. Las motocicletas estuvieron implicadas en el 65% de los atropellos.

Comparendos

El tercer indicador relevante son los comparendos en Cartagena, que mostraron una caída en 2023, disminuyendo un 16,6% con respecto al año anterior, con un total de 44.004 comparendos frente a los casi 53 mil de 2022.

Impacto de accidentes viales en lo que va del 2024

En los primeros seis meses del año, según los datos emitidos por Medicina Legal, se registraron 59 muertes por eventos de transporte, una cifra similar a las 60 reportadas en el mismo periodo del 2023. De estos:

  • El 91% de las muertes fueron en hombres.
  • En el 56% de los casos estuvo involucrada una moto.
  • La principal causa de muerte fue el exceso de velocidad, con el 41% de los casos.

En el mismo período, las lesiones no fatales por eventos de transporte mostraron una notable disminución del 39%. En el primer semestre de 2023 se registraron 338 casos, mientras que en el primer semestre de 2024 fueron 206 casos. De estos:

  • El 68% de los eventos involucraron motos.
  • Los casos se redujeron un 39% con relación al mismo periodo de 2023.
  • El 67% de los lesionados fueron hombres.

El programa privado de Cartagena Cómo Vamos destaca la importancia de que las autoridades fortalezcan las estrategias de control y prevención para seguir mejorando la seguridad vial en la Heroica. Aunque se han logrado reducir los accidentes, las lesiones no fatales y las muertes, es preocupante el porcentaje en el que las motocicletas están involucradas, lo que resalta la necesidad de tomar medidas efectivas.

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Disminuyeron las lesiones no fatales en Cartagena en lo corrido del 2024 

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Fotografía: El Universal

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En su más reciente informe de Calidad de Vida 2023, Cartagena Cómo Vamos (CCV) presentó indicadores de seguridad asociados a las lesiones no fatales en la ciudad. Los datos, proporcionados por Medicina Legal, incluyen categorías como violencia interpersonal, violencia intrafamiliar, accidentes de transporte, delitos sexuales y lesiones accidentales.  

El programa privado incluyó un análisis del primer semestre de 2024, comparado con el mismo periodo del año anterior, que evidencia una disminución de estos indicadores. 

 
En 2023, se registraron en Cartagena 4,201 lesiones no fatales, un 3,64 % menos que en 2022, cuando se contabilizaron casi 4,359 casos. La distribución de estos casos fue la siguiente:

La tasa de lesiones no fatales en Cartagena para 2023 fue de 399 casos por cada 100 mil habitantes, cifra muy cercana a la tasa nacional, situada en 400 casos por cada 100 mil habitantes. 

Un área de preocupación es la violencia interpersonal, que mostró un incremento del 5% en comparación con 2022. Los casos pasaron de 1,816 a 1,903. La tasa de violencia interpersonal en Cartagena fue de 181 casos por cada 100 mil habitantes, mientras que la tasa nacional fue de 172 casos por cada 100 mil habitantes, lo que indica un problema de convivencia particular en la ciudad. 

En contraste, los delitos sexuales experimentaron una reducción significativa, pasando de 606 casos en 2022 a 491 en 2023, lo que representa una disminución del 19%. Es alarmante destacar que el 86% de las víctimas de delitos sexuales son mujeres menores de 19 años. Además, en el 38% de los casos, el presunto agresor era un familiar, en el 29% un conocido y en el 12% la pareja o expareja de la víctima. 

En los primeros cuatro meses de 2024, las lesiones no fatales han disminuido un 18% en comparación con el mismo periodo del año anterior. Aunque los números siguen siendo elevados, esta tendencia a la baja es un indicador positivo que debe mantenerse. Sin embargo, Cartagena Cómo Vamos (CCV) advierte que no se sabe si la disminución de todos los indicadores responde a una baja en el nivel de denuncias, lo cual podría dificultar una comprensión precisa de la verdadera magnitud del problema. 

Si observamos cada indicador de lesiones no fatales en lo que va del primer cuatrimestre de 2024, tenemos lo siguiente: la violencia interpersonal es 17% más baja que en el primer cuatrimestre de 2023, pues pasó de 634 a 526 casos. 

  • La violencia intrafamiliar en Cartagena pasó de 412 casos a 342 en lo corrido del primer cuatrimestre, esto es una reducción también del 17%. 
  • Los lesionados en accidentes de transporte se redujeron en un impresionante 38% en comparación con enero-abril de 2023. Estos casos pasaron de 183 a 114 según medicina legal. 
  • Los delitos sexuales por su parte no tuvieron una gran variación. Estos pasaron de 148 entre enero y abril de 2023 a 145 durante el mismo periodo de 2024, es decir, una reducción del 2%. 
  • Las lesiones accidentales, que eran pocas, pasaron de 5 casos en el primer cuatrimestre de 2023, a 2 en 2024. 

En este mismo periodo, se tiene que Cartagena es la ciudad con la tasa de lesiones no fatales más baja por cada cien mil habitantes, entre las 5 principales ciudades. Con una tasa de 107 casos, está por debajo de Cali, que tiene 112 casos por cada cien mil; le sigue Barranquilla, con 130; en segundo lugar, Medellín, con 135 y, en primer lugar, Bogotá, con 177 casos de lesiones no fatales por cada 100 mil habitantes. 

Cartagena Cómo Vamos (CCV) enfatiza la necesidad de promover el diálogo y la buena convivencia en la ciudad. Las autoridades deben continuar implementando estrategias efectivas para proteger a las víctimas y reducir las lesiones no fatales en todas sus formas. Es fundamental el trabajo conjunto para construir una Cartagena más segura y con mejor calidad de vida para todos sus habitantes. 

Las apuestas y desafíos del Plan de Desarrollo “Cartagena Ciudad de Derechos” 

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Fotografía: Caracol Radio

El pasado 29 de mayo, a vísperas del cumpleaños de Cartagena, el Concejo Distrital aprobó, de manera unánime, la propuesta de Plan de Desarrollo “Cartagena Ciudad de Derechos 2024-2027” del alcalde Dumek Turbay y su equipo de gobierno.  

La construcción de esta nueva hoja de ruta pasó por distintas fases y, desde el diagnóstico, Cartagena Cómo Vamos puso en marcha acciones para acompañar la formulación de uno de los documentos trazadores más importantes para el Distrito.  

Luego de las bases publicadas en la primera versión del Plan, el documento radicado ante el Concejo mostró apuestas mucho más coherentes y retadoras ante el estado actual de las problemáticas de calidad de vida presentes en Cartagena.  

 
Eliana Salas Barón, directora de Cartagena Cómo Vamos, expuso que “si bien el Plan se muestra como un documento que abarca los principales retos de esta ciudad que tiene tanta historia como pesares, quedaron en el tintero algunos puntos que habrían maximizado el alcance de lo propuesto”. Por ello, CCV realizó un análisis de los aciertos y desafíos en las metas del Plan que más le apuntas a mejorar la calidad de vida.

Superación de la pobreza: las apuestas en pobreza extrema y desempleo no solo presentan reducciones significativas, sino que también aparecen con metas puntuales a las que hay que hacerle seguimiento y que permitirán medir el real efecto de las estrategias empleadas por la administración.  

Salud: se plantea aumentar la cobertura del régimen subsidiado al 100%. También se refleja la voluntad de disminuir la mortalidad materna y la fecundidad entre los 10 y 19 años, orientado a hacer frente al persistente nivel de embarazo adolescente. 

Educación: se destaca que el Plan contemple metas orientadas a la primera infancia, al aumentar la oferta de prejardín, jardín y transición en instituciones educativas oficiales, así como la apuesta por disminuir la deserción escolar y la movilización de los resultados de calidad educativa en grado 11. 

Mortalidad infantil: la meta de reducir a 11,4 la tasa de mortalidad infantil no precisa si es en menores de 1 o de 5 años. Por ende, si incluye a menores de 1 año, mantendría el mismo nivel que la ciudad ha tenido desde 2020 (no ha bajado de 11,4); el cual se configura como una de los más altas de las principales capitales del país. 

Homicidios: la reducción en la tasa es importante, pues busca reducir la tasa de 35,1 a 28. Sin embargo, sigue siendo alta y distante a la realidad anterior de la ciudad, pues antes de 2020 la tasa de homicidios era de 20. 

Hurtos: Es importante que la caída sea efectiva en el número de casos, no en la tasa de denuncia ciudadana. 

Lo cierto es que el reto que acepta el Plan no es menor y debe ser entendido como la promesa de gobierno que el alcalde Dumek Tubay y su equipo le hacen a Cartagena y todos los que en ella habitamos. 

La tarea ahora es la puesta en marcha, que debe conjugar la garantía de un gasto público óptimo y unas finanzas sanas. Es tarea de todos acompañar, desde nuestro quehacer, este propósito y hacer seguimiento a la hoja de ruta que Cartagena seguirá los próximos 4 años. 

Colombia tiene su segundo Informe de Justicia Cómo Vamos 

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En días pasados la Red Colombiana de Ciudades Cómo Vamos (RCCV), en alianza con Fundación Corona, Corporación Excelencia en la Justicia y Fundación Bolívar Davivienda, pusieron a disposición del país los resultados del segundo Informe de Justica Cómo Vamos (JCV), que amplía y fortalece el entendimiento sobre cómo funciona y cuál es la oferta del sistema de justicia, así como la percepción que tienen los ciudadanos acerca de los diversos actores que lo componen. 

Este informe se convierte en una herramienta de apoyo para que desde la sociedad civil se aporte al Estado de derecho con la elaboración de políticas públicas y planes de acción en términos de acceso, calidad, eficiencia y equidad del sistema. 

En Colombia, la separación de poderes identifica a la Rama Judicial como la encargada de aplicar justicia para la protección de derechos, garantizar el cumplimiento de las obligaciones y sancionarlas cuando sea necesario.   

 
La Constitución Política, en su artículo 228, señala que la administración de justicia es función pública.

Cartagena Cómo Vamos (CCV), entendiendo que este es un componente importante en la calidad de vida que salvaguarda la protección de los derechos de propiedad, la resolución de conflictos y la promoción de equidad e igualdad de oportunidades en los territorios, preparó un análisis sobre cómo le fue a La Heroica, de acuerdo con los resultados del informe de JCV. 

Para la capital de Bolívar se tienen estadísticas importantes sobre la demanda de justicia que son consolidadas por la Rama Judicial. Durante el 2023, en La Heroica estuvieron activos 70.432 procesos judiciales, que son un 4% más que en 2022. 

Del total, el 74% son procesos orales, es decir, que se desarrollan de manera verbal en todas sus etapas, mientras que un 21% son escritos. Los restantes tienen que ver con tutelas y otras acciones constitucionales. 

Los procesos orales se caracterizan por ser más ágiles, desarrollados en audiencias públicas y exigen la presencialidad. Los escritos, por su parte, son más lentos, más formales, pueden desarrollarse en audiencias privadas y requieren documentación. 

 
Antes de 2017, los procesos activos en la ciudad en su mayoría eran escritos, lo que representa un cambio importante en la distribución de la administración judicial.

Para 2023, gran parte de los procesos estaban relacionados con delitos, los 5 con mayor demanda de justicia fueron:  

  • Delitos contra la seguridad pública. 
  • Tenencia de armas de fuego. 
  • Contra el patrimonio económico. 
  • Contra la salud pública. 
  • Contra la vida. 

La Encuesta de Percepción Ciudadana 2022 de CCV, mostró que, en promedio, el 11,5% de los cartageneros tuvo alguna necesidad de justicia, principalmente por temas de servicios públicos, salud y convivencia. De estos, cerca de la mitad, no hicieron nada para resolver su necesidad. Los que sí, acudieron principalmente a la inspección de Policía, Fiscalía o un CAI.  

Los habitantes de la ciudad para 2022, consideraban que las principales barreras para acceder al sistema de justicia estaban asociadas a las demoras, la complejidad de los trámites, no conocían los medios para hacerlo o de plano, no confiaban en las entidades. 

Los retos en materia de justicia se evidencian principalmente en la falta de conocimientos, esta puede estar siendo afectada porque muchos ciudadanos no tienen claridad sobre qué situaciones se pueden tramitar por las entidades del sistema. La calidad de vida y la justicia van de la mano, por lo que es indispensable que haya mayor confianza, pues esto se traduce en instituciones sólidas y efectivas. 

De la bata de laboratorio al delantal: el camino de Kelly por conseguir empleo

Esta historia hace parte del especial Las problemáticas en Cartagena que tienen rostro de mujer‘.

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Fotografía: Jannys Castro

Por: Jannys Castro, estudiante de comunicación social de la UTB.

Durante los últimos tres años, Kelly ha pasado incontables horas frente a su computador, enviando currículums a empresas para encontrar empleo. A pesar de su búsqueda no ha recibido ninguna respuesta. Desesperada, recuerda los días de universidad, donde soñaba con una exitosa carrera como ingeniera química. 

Dentro del panorama de Cartagena, las cifras de desempleo revelan una realidad desafiante, marcada por una brecha de género que afecta a mujeres como Kelly Rodríguez. Según Cartagena Cómo Vamos, a pesar de que el 53% de las matrículas en instituciones de educación superior de la ciudad son mujeres, el desempleo en ellas es 2,1 veces mayor al de los hombres. 

 
Kelly Rodríguez es un ejemplo vivo de la brecha de género en el mercado laboral en Cartagena. A sus 42 años, esta ingeniera química y madre soltera de una joven universitaria, ha enfrentado obstáculos que reflejan las desigualdades en la búsqueda de empleo entre hombres y mujeres en la ciudad.

Además de estudiar una carrera STEM (es decir, del área de las ciencias, tecnologías, ingenierías y matemáticas), siguió ampliando su campo de estudio, alcanzando los títulos de tecnóloga en control de calidad de alimentos, especialista en gerencia en calidad y producción, así como tecnóloga en distribución física internacional. 

Su experiencia laboral incluye roles como coordinadora de calidad, jefe técnico de calidad y procesos, jefe de investigación y desarrollo, analista de calidad y jefe de laboratorio, trabajando en dos empresas nacionales y sumando diez años de experiencia. Sin embargo, la pandemia del Covid-19 alteró su trayectoria profesional, con la reducción de puestos de trabajo y escasas oportunidades laborales. 

Según un informe del Departamento Nacional de Planeación (DNP), Cartagena se encontró entre las ciudades con más pérdida de empleo luego del Covid-19, y aún no ha recuperado sus niveles prepandemia, pues está en mora la recuperación de 141 mil puestos de trabajo. 

Los más afectados fueron los sectores de construcción e industria, siendo este último el área en donde Kelly ha desarrollado su carrera profesional.  

Tras quedar sin trabajo en 2020, Kelly decidió emprender su propio negocio de yogures naturales, llamado ‘Yogubony’. Este emprendimiento ha sido esencial para ella, ya que le ha dado la oportunidad de sostener a su hija en medio del desempleo, no obstante, no llena sus expectativas profesionales ni económicas. 

Aun con la creación de su emprendimiento, no ha dejado de postularse a ofertas laborales tanto en la ciudad como fuera del país, pero no ha recibido respuestas. Si bien ha logrado consolidar ‘Yogubony’, Kelly sigue buscando un empleo que le permita equilibrar su economía para cubrir todos los gastos de la casa y terminar de pagar la universidad de su hija, ya que hay meses en donde los ingresos no son suficientes. 

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Kelly recuerda con amargura una experiencia del 2023 en la que aplicó para un puesto de jefe de procesos en una empresa regional en el sector industrial. A pesar de cumplir con el perfil, la experiencia y las competencias requeridas, fue rechazada. Al investigar más, descubrió que el puesto se otorgó a un hombre por consideraciones de género, dejando claro que, para algunos, ciertos roles son inadecuados para las mujeres. Ella expresa que “prefirieron contratar a un hombre por el carácter y voz de mando”. 

En repetidas ocasiones se ha encontrado en esta situación. Tiene un compañero que con menos experiencia que ella ha conseguido más puestos, incluso, uno al que aplicaron ambos, pero terminaron llamándolo a él, por lo que Kelly reflexiona que “definitivamente en Colombia, ser mujer e ingeniera, es complicado” alegando que, en esta cultura, y dentro del ámbito de la ingeniería, el hombre es el privilegiado. 

“Durante los años, he aprendido que el mayor filtro, en esta carrera, es ser hombre. Mi pelea siempre ha sido con el sexo masculino. Siempre pierdo por ser mujer. No es que no tenga experiencia, es que soy mujer”, expresa con decepción Kelly. “Es frustrante porque ¿cómo voy a demostrar mis habilidades si no me dan la oportunidad de hacerlo? Las mujeres podemos ocupar cualquier puesto, somos capaces”, concluye. 

Ella ha tenido experiencia manejando grupos de trabajadores hombres, en lo que se destacó y recibió reconocimiento de su jefe. Sin embargo, en el 2015 tuvo que renunciar de este trabajo porque “había hora de entrada, pero no de salida”. Expresa que: “Yo estaba estudiando mi especialización en gerencia en producción y calidad, entonces era el trabajo o mi carrera. Otra cosa es que tampoco podía dejar de compartir con mi familia, mi hija. Ella me necesitaba. Hoy en día, no me arrepiento de mi decisión”. 

En muchos entornos laborales, existe la falta de reconocimiento hacia las mujeres que también desempeñan responsabilidades en su hogar. En este sentido, se espera que las mujeres equilibren sus responsabilidades en el trabajo con la vida doméstica y el cuidado familiar. Esta falta de reconocimiento se convierte en carga adicional para las mujeres, dificultando su capacidad para avanzar profesionalmente, así como le sucede a Kelly. 

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Luego de enviar los currículums, Kelly se dirige a la cocina, para preparar los yogures naturales de su negocio. Mientras mezcla los ingredientes, no para de imaginarse en el trabajo de sus sueños: un gran laboratorio en el área de investigación, en el que pueda hacer productos innovadores. Ella abraza la idea de, algún día, volver a colocarse su bata de laboratorio y dejar el delantal. 

La experiencia de Kelly refleja la urgencia de abordar el problema del desempleo y promover la equidad de género en el ámbito laboral. Su historia no solo muestra luchas individuales, también destaca la necesidad apremiante de políticas y acciones que fomenten oportunidades justas para las mujeres de Cartagena.  

Sacrificios de una madre: la lucha de Carmen contra la adversidad

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Carmen, madre soltera de 47 años, enfrenta la difícil realidad de vender chance ilegal en Cartagena para mantener a su hija. Su historia refleja las luchas de las mujeres en condición de pobreza e inseguridad alimentaria que buscan una mejor vida para su familia.

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Las problemáticas en Cartagena que tienen rostro de mujer

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Descubre las historias de Carmen, Yoli y Kelly, y comprende los desafíos que enfrentan estas mujeres en su diario vivir, así como las demandas que sus situaciones individuales plantean para mejorar la calidad de vida de todas las mujeres en la ciudad.

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Yoli: la historia de una mujer sin pausas

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Yoli, madre y emprendedora incansable en Cartagena, enfrenta la dura realidad de equilibrar labores domésticas con su negocio desde casa, luchando contra el dolor físico y desafíos económicos. Su historia refleja las desigualdades que viven las mujeres frente al trabajo doméstico y de cuidado no remunerado.

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Yoli: la vida de una mujer sin pausas 

Esta historia hace parte del especial Las problemáticas en Cartagena que tienen rostro de mujer‘.

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Fotografía: Luisa Fernanda Paternina Buelvas

Por: Laura Isaza Carreño, estudiante de comunicación social de la UTB.

Yoli, como le dicen los vecinos en el barrio Bruselas, es una madre y esposa dedicada a las labores de su hogar. Desde muy temprano, a las 5 a.m., inicia su jornada para alistar a su hija antes del colegio. A eso de las 6 a.m., empieza a organizar su casa y a las 7 de a.m. acompaña a su esposo en el recorrido que realiza como conductor de una ruta escolar, en la que transporta a niños pequeños.  

Al retornar, sigue con las labores de limpieza y comienza a preparar el almuerzo. Sobre el mediodía, sale nuevamente con su esposo a recoger a los pequeños. Al llegar a su hogar termina de cocinar y espera a su hija para atenderla de su regreso de clases. 

Su extenuante rutina apenas empieza, pues ha transformado su hogar en un lugar lleno de creatividad y oportunidades económicas para el sustento de su familia. En cualquier momento llega un cliente para que le arregle las uñas, alguien que necesita una copia o un niño a comprar un dulce. En el momento de la realización de esta entrevista, la interrumpieron un par de veces para pedirle “una recarga para celular” y “una gaseosa”.  

A sus 42 años, Yolima Patricia Pérez Marchena, como es su nombre completo, dedica tiempo, alma y corazón a lo que llama su “pequeño gran negocio”, donde vende perfumes, ropa, bolsos, accesorios, productos de aseo para el hogar y piñatería.  Quien llega a su casa, se sorprende al ver una sala atestada de surtido, dividida por secciones en vitrinas, tal como un supermercado. 

Yoli debe combinar las labores en casa con su emprendimiento, donde no solo vende productos, sino que ofrece sus servicios de manicurista que aprendió al ver videos en YouTube. Ella, literalmente, trabaja día a día “con las uñas”.  

 
En una ciudad donde las tareas domésticas siguen recayendo en la mujer, Yoli siente que el dormir es perder el tiempo, pues hasta al sentarse pierde segundos valiosos. “Tengo muchas cosas que hacer”, afirma. Así les sucede a muchas en Cartagena que se dedican a las labores domésticas. Según la Encuesta de Percepción Ciudadana 2023 de Cartagena Cómo Vamos (CCV), el 16% de las mujeres afirma ser responsable de las labores del hogar y de cuidado en casa, mientras que en los hombres este porcentaje es del 4%.

“Me levanto a las 5 a.m., y trabajo hasta las 10 p.m. A esa hora siento que ya no doy más, por eso cierro por completo y listo, a empezar nuevamente al día siguiente”, agrega. 

Ella forma parte del 54% de los trabajadores informales en Cartagena, quienes, a pesar de esforzarse por ganarse la vida con ventas y actividades diarias, no cotizan ni salud, ni pensión debido a las condiciones de su empleo. Este es un desafío aún mayor para las mujeres, ya que en Colombia solo el 12% logra acceder a una pensión, en comparación con el 22% de los hombres, según un estudio realizado por la Universidad de los Andes. 

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Yoli nació en Barranquilla. Una vez terminó el bachillerato decidió estudiar Análisis y Programación de Computadores, pero por falta de recursos económicos no pudo finalizarlos. Por casualidades de la vida llegó a Cartagena hace 12 años, con muchas ilusiones y ganas de salir adelante que, con el tiempo, se fueron desvaneciendo por no contar con apoyo suficiente. 

Su primer trabajo en Cartagena fue como promotora turística, pero nunca se sintió cómoda para venderles los paquetes a los visitantes, así que decidió internarse en una casa de familia, donde se hizo cargo del aseo. Estando en este trabajo, un día, mientras lavaba el baño, cayó sentada sobre el duro suelo mojado. 

A partir de ese incidente, comenzaron a surgir molestias en su espalda que le dificultaban caminar. Después de consultar a un médico, recibió el diagnóstico de hernia discal y fue sometida a dos intervenciones quirúrgicas. Durante la segunda operación, se vio obligada a guardar reposo. «El médico me advirtió que si se daba una tercera cirugía no iba a quedar bien. Me enfrenté a la posibilidad de depender de una silla de ruedas, un bastón o muletas. Por tanto, me tuve que cuidar», explica. 

Asegura que “ya no es lo mismo que antes” y que no tiene “el mismo ritmo”. Pero, aunque se levante con dolencias, saca, no sabe de dónde, las fuerzas para dedicarse, prácticamente sola, a las labores de su hogar porque su esposo, como conductor, se ve obligado a estar fuera de casa la mayor parte del tiempo. “Son más de 12 años en los que mi espalda ha sufrido, no solo por los oficios en la casa, sino también por el trabajo de manicurista, pero me tomo una pastilla y pa’ lante”, manifiesta con firmeza.  

Como dice una vecina, “Yoli no se queda quieta”. Su emprendimiento desde casa ha ido creciendo con cada nueva solicitud que le hacen los clientes: “¿Tú no vendes bisutería?, ¿no vendes aretes?, pero ¿tú no vendes tintes?”, le preguntaban. “No, no tengo, pero buena idea, la próxima sí habrá”, respondía. 

Al igual que Yoli, en Cartagena y Colombia, muchas mujeres esperan la mejora de su calidad de vida. Es por esto que para ella cada momento de su día es una oportunidad para cumplir su gran sueño de crear empresa y ampliar su negocio.  “Pienso mucho en mi hija, en dejarle una estabilidad, dejarle una base, ese sería mi mayor orgullo”, comenta. 

Fotografías: Luisa Fernanda Paternina Buelvas

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Aunque Yoli trata siempre de tener una actitud optimista, muchas veces no le es suficiente. “A veces me deprimo. Cuando sientes que lo que haces no te alcanza o cuando llega el momento de pagar alguna cuenta y todavía no está la plata, pero tienes que buscarla de otra manera. Eso me desespera, me estresa y me deprime”, apunta.  

Las mujeres viven estas situaciones a diario. Dunia León Fajardo, coordinadora en Bolívar del Movimiento Ruta Pacífica de las Mujeres, asegura que esto “tiene que cambiar”. Insiste en la creación de políticas públicas que garanticen a las mujeres una vida digna. “Se les debe reconocer lo que hacen y retribuirles con pensiones especiales a aquellas que no cotizan por tener ingresos de sobrevivencia”, afirma León Fajardo.  

Aunque un informe de la ONU Mujeres Colombia y el DANE muestra que las horas de trabajo doméstico y de cuidados no remunerados de las mujeres equivalen a casi el 20% del Producto Interno Bruto (PIB), Dunia asegura que “mientras no se reconozca que eso vale y que aporta al PIB del país, no se hará nada. Hay que visibilizar el valor que tiene ese trabajo.” Por esto, es necesario cuidar al cuidador. Sacar tiempo para múltiples actividades significa para las mujeres una carga que las afecta física y emocionalmente.  

El mismo informe indica que, en Colombia, las mujeres dedican casi 8 horas al día en actividades de trabajo no remunerado y los hombres solo 3 horas. Ante esto, es imperante que los demás miembros de las familias se involucren en las tareas del hogar. “Esa percepción de que las mujeres que se ocupan del cuidado del hogar son desocupadas o mantenidas no es real. El trabajo que ellas hacen es muy valioso”, manifiesta Dunia.  Los hombres tienen responsabilidades en igual medida a las mujeres cuando de las labores del hogar se trata. No es una ayuda la que ellos proporcionan, es una corresponsabilidad que, de ser cumplida, aliviaría la carga de muchas mujeres y mejoraría su calidad de vida. 

Las problemáticas en Cartagena que tienen rostro de mujer

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Descubre las historias de Carmen, Yoli y Kelly, y comprende los desafíos que enfrentan estas mujeres en su diario vivir, así como las demandas que sus situaciones individuales plantean para mejorar la calidad de vida de todas las mujeres en la ciudad.

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Kelly Rodríguez es un ejemplo vivo de la brecha de género en el mercado laboral en Cartagena. A sus 42 años, esta ingeniera química y madre soltera de una joven universitaria, ha enfrentado obstáculos que reflejan las desigualdades en la búsqueda de empleo entre hombres y mujeres.

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Carmen, madre soltera de 47 años, enfrenta la difícil realidad de vender chance ilegal en Cartagena para mantener a su hija. Su historia refleja las luchas de las mujeres en condición de pobreza e inseguridad alimentaria que buscan una mejor vida para su familia.

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