De la bata de laboratorio al delantal: el camino de Kelly por conseguir empleo
Esta historia hace parte del especial ‘Las problemáticas en Cartagena que tienen rostro de mujer‘.
Fotografía: Jannys Castro
Por: Jannys Castro, estudiante de comunicación social de la UTB.
Durante los últimos tres años, Kelly ha pasado incontables horas frente a su computador, enviando currículums a empresas para encontrar empleo. A pesar de su búsqueda no ha recibido ninguna respuesta. Desesperada, recuerda los días de universidad, donde soñaba con una exitosa carrera como ingeniera química.
Dentro del panorama de Cartagena, las cifras de desempleo revelan una realidad desafiante, marcada por una brecha de género que afecta a mujeres como Kelly Rodríguez. Según Cartagena Cómo Vamos, a pesar de que el 53% de las matrículas en instituciones de educación superior de la ciudad son mujeres, el desempleo en ellas es 2,1 veces mayor al de los hombres.
Además de estudiar una carrera STEM (es decir, del área de las ciencias, tecnologías, ingenierías y matemáticas), siguió ampliando su campo de estudio, alcanzando los títulos de tecnóloga en control de calidad de alimentos, especialista en gerencia en calidad y producción, así como tecnóloga en distribución física internacional.
Su experiencia laboral incluye roles como coordinadora de calidad, jefe técnico de calidad y procesos, jefe de investigación y desarrollo, analista de calidad y jefe de laboratorio, trabajando en dos empresas nacionales y sumando diez años de experiencia. Sin embargo, la pandemia del Covid-19 alteró su trayectoria profesional, con la reducción de puestos de trabajo y escasas oportunidades laborales.
Según un informe del Departamento Nacional de Planeación (DNP), Cartagena se encontró entre las ciudades con más pérdida de empleo luego del Covid-19, y aún no ha recuperado sus niveles prepandemia, pues está en mora la recuperación de 141 mil puestos de trabajo.
Los más afectados fueron los sectores de construcción e industria, siendo este último el área en donde Kelly ha desarrollado su carrera profesional.
Tras quedar sin trabajo en 2020, Kelly decidió emprender su propio negocio de yogures naturales, llamado ‘Yogubony’. Este emprendimiento ha sido esencial para ella, ya que le ha dado la oportunidad de sostener a su hija en medio del desempleo, no obstante, no llena sus expectativas profesionales ni económicas.
Aun con la creación de su emprendimiento, no ha dejado de postularse a ofertas laborales tanto en la ciudad como fuera del país, pero no ha recibido respuestas. Si bien ha logrado consolidar ‘Yogubony’, Kelly sigue buscando un empleo que le permita equilibrar su economía para cubrir todos los gastos de la casa y terminar de pagar la universidad de su hija, ya que hay meses en donde los ingresos no son suficientes.
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Kelly recuerda con amargura una experiencia del 2023 en la que aplicó para un puesto de jefe de procesos en una empresa regional en el sector industrial. A pesar de cumplir con el perfil, la experiencia y las competencias requeridas, fue rechazada. Al investigar más, descubrió que el puesto se otorgó a un hombre por consideraciones de género, dejando claro que, para algunos, ciertos roles son inadecuados para las mujeres. Ella expresa que “prefirieron contratar a un hombre por el carácter y voz de mando”.
En repetidas ocasiones se ha encontrado en esta situación. Tiene un compañero que con menos experiencia que ella ha conseguido más puestos, incluso, uno al que aplicaron ambos, pero terminaron llamándolo a él, por lo que Kelly reflexiona que “definitivamente en Colombia, ser mujer e ingeniera, es complicado” alegando que, en esta cultura, y dentro del ámbito de la ingeniería, el hombre es el privilegiado.
“Durante los años, he aprendido que el mayor filtro, en esta carrera, es ser hombre. Mi pelea siempre ha sido con el sexo masculino. Siempre pierdo por ser mujer. No es que no tenga experiencia, es que soy mujer”, expresa con decepción Kelly. “Es frustrante porque ¿cómo voy a demostrar mis habilidades si no me dan la oportunidad de hacerlo? Las mujeres podemos ocupar cualquier puesto, somos capaces”, concluye.
Ella ha tenido experiencia manejando grupos de trabajadores hombres, en lo que se destacó y recibió reconocimiento de su jefe. Sin embargo, en el 2015 tuvo que renunciar de este trabajo porque “había hora de entrada, pero no de salida”. Expresa que: “Yo estaba estudiando mi especialización en gerencia en producción y calidad, entonces era el trabajo o mi carrera. Otra cosa es que tampoco podía dejar de compartir con mi familia, mi hija. Ella me necesitaba. Hoy en día, no me arrepiento de mi decisión”.
En muchos entornos laborales, existe la falta de reconocimiento hacia las mujeres que también desempeñan responsabilidades en su hogar. En este sentido, se espera que las mujeres equilibren sus responsabilidades en el trabajo con la vida doméstica y el cuidado familiar. Esta falta de reconocimiento se convierte en carga adicional para las mujeres, dificultando su capacidad para avanzar profesionalmente, así como le sucede a Kelly.
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Luego de enviar los currículums, Kelly se dirige a la cocina, para preparar los yogures naturales de su negocio. Mientras mezcla los ingredientes, no para de imaginarse en el trabajo de sus sueños: un gran laboratorio en el área de investigación, en el que pueda hacer productos innovadores. Ella abraza la idea de, algún día, volver a colocarse su bata de laboratorio y dejar el delantal.
La experiencia de Kelly refleja la urgencia de abordar el problema del desempleo y promover la equidad de género en el ámbito laboral. Su historia no solo muestra luchas individuales, también destaca la necesidad apremiante de políticas y acciones que fomenten oportunidades justas para las mujeres de Cartagena.
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