Barranquilla y Cartagena, las ciudades con la tarifa de energía más alta de las principales capitales del país

Fotografía: El Universal
La energía eléctrica es una de las fuentes más importantes de energía en la economía global. Datos del Banco Mundial, muestran que la cantidad de electricidad que cada persona usa (medida en kilovatios hora o kWh), se ha triplicado entre 1970 y 2014, pasando de 1198 a 3105 kWh.
A raíz de la coyuntura en materia eléctrica por la que atraviesa Colombia, Cartagena Cómo Vamos (CCV), ha elaborado este análisis para comprender qué está pasando en una parte del territorio nacional.
En Colombia, este es uno de los servicios básicos, necesarios para garantizar el bienestar de la población e impulsar el desarrollo de la industria y las empresas, así mismo, es uno de los países de América Latina con bajo nivel de consumo de energía eléctrica, con aproximadamente 1492,5 kilovatios hora per cápita para 2021.
En las últimas semanas se han agudizado retos importantes que se marcan de manera diferenciada en cada región, como lo es el Caribe colombiano, un territorio que se ha caracterizado por niveles de inversión rezagados en infraestructura y altos costes. Lo que ha provocado que históricamente en la región sean más frecuentes los cortes, haciendo que el sistema sea menos confiable y de baja calidad en comparación a otras zonas del país.
Para el caso de Cartagena, el servicio de energía eléctrica es prestado por Afinia, una filial del Grupo EPM. Quienes afirman que no es posible tener un dato de consumo de la ciudad, sino de un área geográfica denominada ‘Bolívar Norte’, ya que las redes de la capital de Bolívar son compartidas con otros municipios.
Al rezago por falta de inversión se le suman los factores ambientales de la región que incrementan el nivel de consumo, haciendo que se vuelva un golpe para la economía de los hogares por las altas tarifas.
Revisando las tarifas de los operadores de energía eléctrica de las principales capitales del país, encontramos que la de A-ire en Barranquilla en marzo de 2024 fue de 1211,29; le sigue Afinia en Cartagena, en 1095,64; en tercer lugar, EPM en Medellín, con 884,21; el cuarto lugar es para ENEL en Bogotá con 882,3; y por último EMCALI, con 877,7.
El reto es lograr que una región como el Caribe, con una de las tasas de pobreza monetaria modera más altas, tenga acceso a mejores tarifas, logrando un aumento en la oferta, no distorsionando el precio con una intervención. Colombia goza de una serie de dotaciones hídricas que hacen propicia la generación de energía a través de hidroeléctricas, por eso, la mayor parte de la matriz de energía nacional proviene de esta. No obstante, tiene sus desventajas, sequías como las que afronta el país actualmente, tienden a afectarlas.
Frente a este análisis hecho por Cartagena Cómo Vamos, su directora, Eliana Salas Barón, expresa qué, “la situación de energía eléctrica en Colombia no es una conversación de unos cuantos, es de carácter nacional, en la que las regiones rezagadas, como el Caribe, deben exigir soluciones de fondo a la problemática de pobreza energética, caracterizada por las altas tarifas y una alta ilegalidad en la conexión, que es consecuencia directa de la precariedad histórica de nuestra infraestructura, mala dirigencia y control”.
La moto: el medio de transporte en el que más se están movilizando los cartageneros

Movilizarse es una tarea de todos los días, ya sea para ir al trabajo, realizar diligencias médicas o cualquier otra actividad. Al revisar este aspecto en Cartagena, se observan dinámicas diferenciadas, en el casco urbano la mayoría se moviliza por tierra en modos como Transcaribe, buses, motos, carros, entre otros. Para la zona rural insular, el modo que más destaca es la lancha.
Los resultados de la Encuesta de Percepción Ciudadana (EPC) 2023 de Cartagena Cómo Vamos (CCV), mostraron que los modos de transporte más utilizados por los cartageneros fueron: Transcaribe, con un 24%; buses y busetas, con un 22%; moto particular, con un 21%; y, en cuarto lugar, el transporte informal con un 14%. Este último recoge la participación del ‘mototaximo’, que, si se agrupa con los que señalaron “moto particular”, un 35% de la población encuentra en la moto soluciones a sus necesidades de movilidad.
Estos datos son el reflejo de las falencias que ha tenido la oferta formal de transporte público en Cartagena. Al observar la satisfacción de las personas con su modo de transporte principal, los públicos colectivos son los de mayor nivel de insatisfacción. El 34% de quienes usan Transcaribe están insatisfechos con el servicio y con el bus, el 30% afirmó lo mismo.
Por su parte, los que mayor satisfacción generan en la ciudad son los viajes a pie, así como las plataformas digitales, con en un 83%; el carro particular con un 82% y, en cuarto lugar, la moto particular, con un 78%.
Las razones de insatisfacción, especialmente con los buses y Transcaribe, responde a los retrasos o tiempos de espera elevados, así como demoras en los trayectos que son consecuencia de la congestión vial y el mal estado de la malla vial.
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La EPC 2023 también indagó sobre las percepciones de los cartageneros con relación al tiempo que tardan en sus trayectos habituales en comparación con 2022, y un 52%, sostuvo que tomaron más tiempo. En la EPC 2022, esta porción había sido del 44%.
Visto desde la percepción de los cartageneros, todavía persisten retos en materia de movilidad, como lo es la precaria infraestructura que impide ampliar cobertura del transporte público formal, la falta de regulación y control al cumplimiento de las normas. La ciudad requiere un servicio colectivo público robusto, eficaz, de calidad, con cobertura total y eficiente, para ello, la Administración, en cabeza del alcalde Dumek Turbay Paz, en articulación con la Gerencia de Espacio Público, el Departamento Administrativo de Tránsito y Transporte (DATT), Gerencia de Transcaribe, Secretaría de Infraestructura y Secretaría del Interior, deben ser estratégicos sobre qué acciones implementar para solucionar los problemas de movilidad que están causando altos niveles de insatisfacción e impactan negativamente la calidad de vida de las personas.
Los homicidios siguen siendo la principal causa de muertes violentas en Cartagena en lo corrido del 2024
Entrada desactualizada. Para datos más recientes sobre seguridad visite aquí (actualizado el 2025-02-25).

Fotografía: El Universal
Cartagena Cómo Vamos (CCV), desde hace tres años ha tenido encendida una alerta en materia de seguridad, una que con el paso de los meses se agudiza porque las muertes violentas en la ciudad no dan tregua.
Para 2023 en Colombia, las cifras preliminares de Medicina Legal, registraron 29.373 muertes violentas, un 5% más que en el 2022. Del total de los casos, el 48% corresponde a homicidios, un 29% a accidentes de transporte, 13% muertes accidentales y un 11% fueron suicidios.
En Cartagena este escenario se agrava. El aumento de las muertes violentas fue más del doble del nacional, llegando a ser del 11%. Aquí se registraron 680 casos, 68 muertes violentas por encima de lo reportado en 2022. En la capital de Bolívar, estos hechos se explican en un 63% por los homicidios (muy por encima del promedio de Colombia). Las muertes en accidentes de transporte responden al 20% de los casos, las accidentales a un 9% y los suicidios un 8%.
Al revisar el comportamiento de las categorías de muertes violentas en los dos últimos años en la ciudad, los homicidios crecieron un 15% en relación con 2022, pasaron de 369 a 425 en 2023. Las muertes accidentales aumentaron un 24%, de 51 pasaron a 63 hechos. Caso contrario sucedió con las muertes en accidentes de transporte, estas disminuyeron un 9%, de 151 casos pasaron a 138. Sin embargo, Cartagena Cómo Vamos, identificó una segunda alerta al realizar este análisis, los suicidios crecieron un 32%, estos pasaron de 41 a 54 casos.
El comportamiento de los homicidios en las principales ciudades capitales del país en el primer bimestre de 2024 deja a la Heroica con la mayor tasa, es decir, 6,6 casos por cada 100 mil habitantes, sigue Cali con 6,2; Barranquilla con 5,9, Medellín con 2,0; y Bogotá con 1,9 casos.
En resumen, la principal causa de muerte violenta tanto en Cartagena como en Colombia, son los homicidios, pero en la capital de Bolívar aumentan de manera más acelerada; uno de los retos cruciales al que las estrategias de seguridad y convivencia ciudadana deben apostarle. La Administración de Dumek Turbay Paz, debe evaluar si las medidas implementadas a la fecha son las más idóneas y sino, replantearlas para revertir esta tendencia que ha sido creciente desde la pandemia y que repercute en el sentir de la comunidad. En la Encuesta de Percepción Ciudadana 2023, 6 de cada 10 cartageneros afirmó que la seguridad fue uno de los aspectos de la calidad de vida que más desmejoró durante el año pasado.
Colombia tiene su segundo Informe de Justicia Cómo Vamos

En días pasados la Red Colombiana de Ciudades Cómo Vamos (RCCV), en alianza con Fundación Corona, Corporación Excelencia en la Justicia y Fundación Bolívar Davivienda, pusieron a disposición del país los resultados del segundo Informe de Justica Cómo Vamos (JCV), que amplía y fortalece el entendimiento sobre cómo funciona y cuál es la oferta del sistema de justicia, así como la percepción que tienen los ciudadanos acerca de los diversos actores que lo componen.
Este informe se convierte en una herramienta de apoyo para que desde la sociedad civil se aporte al Estado de derecho con la elaboración de políticas públicas y planes de acción en términos de acceso, calidad, eficiencia y equidad del sistema.
En Colombia, la separación de poderes identifica a la Rama Judicial como la encargada de aplicar justicia para la protección de derechos, garantizar el cumplimiento de las obligaciones y sancionarlas cuando sea necesario.
Cartagena Cómo Vamos (CCV), entendiendo que este es un componente importante en la calidad de vida que salvaguarda la protección de los derechos de propiedad, la resolución de conflictos y la promoción de equidad e igualdad de oportunidades en los territorios, preparó un análisis sobre cómo le fue a La Heroica, de acuerdo con los resultados del informe de JCV.
Para la capital de Bolívar se tienen estadísticas importantes sobre la demanda de justicia que son consolidadas por la Rama Judicial. Durante el 2023, en La Heroica estuvieron activos 70.432 procesos judiciales, que son un 4% más que en 2022.
Del total, el 74% son procesos orales, es decir, que se desarrollan de manera verbal en todas sus etapas, mientras que un 21% son escritos. Los restantes tienen que ver con tutelas y otras acciones constitucionales.
Los procesos orales se caracterizan por ser más ágiles, desarrollados en audiencias públicas y exigen la presencialidad. Los escritos, por su parte, son más lentos, más formales, pueden desarrollarse en audiencias privadas y requieren documentación.
Para 2023, gran parte de los procesos estaban relacionados con delitos, los 5 con mayor demanda de justicia fueron:
- Delitos contra la seguridad pública.
- Tenencia de armas de fuego.
- Contra el patrimonio económico.
- Contra la salud pública.
- Contra la vida.
La Encuesta de Percepción Ciudadana 2022 de CCV, mostró que, en promedio, el 11,5% de los cartageneros tuvo alguna necesidad de justicia, principalmente por temas de servicios públicos, salud y convivencia. De estos, cerca de la mitad, no hicieron nada para resolver su necesidad. Los que sí, acudieron principalmente a la inspección de Policía, Fiscalía o un CAI.
Los habitantes de la ciudad para 2022, consideraban que las principales barreras para acceder al sistema de justicia estaban asociadas a las demoras, la complejidad de los trámites, no conocían los medios para hacerlo o de plano, no confiaban en las entidades.
Los retos en materia de justicia se evidencian principalmente en la falta de conocimientos, esta puede estar siendo afectada porque muchos ciudadanos no tienen claridad sobre qué situaciones se pueden tramitar por las entidades del sistema. La calidad de vida y la justicia van de la mano, por lo que es indispensable que haya mayor confianza, pues esto se traduce en instituciones sólidas y efectivas.
De la bata de laboratorio al delantal: el camino de Kelly por conseguir empleo
Esta historia hace parte del especial ‘Las problemáticas en Cartagena que tienen rostro de mujer‘.

Fotografía: Jannys Castro
Por: Jannys Castro, estudiante de comunicación social de la UTB.
Durante los últimos tres años, Kelly ha pasado incontables horas frente a su computador, enviando currículums a empresas para encontrar empleo. A pesar de su búsqueda no ha recibido ninguna respuesta. Desesperada, recuerda los días de universidad, donde soñaba con una exitosa carrera como ingeniera química.
Dentro del panorama de Cartagena, las cifras de desempleo revelan una realidad desafiante, marcada por una brecha de género que afecta a mujeres como Kelly Rodríguez. Según Cartagena Cómo Vamos, a pesar de que el 53% de las matrículas en instituciones de educación superior de la ciudad son mujeres, el desempleo en ellas es 2,1 veces mayor al de los hombres.
Además de estudiar una carrera STEM (es decir, del área de las ciencias, tecnologías, ingenierías y matemáticas), siguió ampliando su campo de estudio, alcanzando los títulos de tecnóloga en control de calidad de alimentos, especialista en gerencia en calidad y producción, así como tecnóloga en distribución física internacional.
Su experiencia laboral incluye roles como coordinadora de calidad, jefe técnico de calidad y procesos, jefe de investigación y desarrollo, analista de calidad y jefe de laboratorio, trabajando en dos empresas nacionales y sumando diez años de experiencia. Sin embargo, la pandemia del Covid-19 alteró su trayectoria profesional, con la reducción de puestos de trabajo y escasas oportunidades laborales.
Según un informe del Departamento Nacional de Planeación (DNP), Cartagena se encontró entre las ciudades con más pérdida de empleo luego del Covid-19, y aún no ha recuperado sus niveles prepandemia, pues está en mora la recuperación de 141 mil puestos de trabajo.
Los más afectados fueron los sectores de construcción e industria, siendo este último el área en donde Kelly ha desarrollado su carrera profesional.
Tras quedar sin trabajo en 2020, Kelly decidió emprender su propio negocio de yogures naturales, llamado ‘Yogubony’. Este emprendimiento ha sido esencial para ella, ya que le ha dado la oportunidad de sostener a su hija en medio del desempleo, no obstante, no llena sus expectativas profesionales ni económicas.
Aun con la creación de su emprendimiento, no ha dejado de postularse a ofertas laborales tanto en la ciudad como fuera del país, pero no ha recibido respuestas. Si bien ha logrado consolidar ‘Yogubony’, Kelly sigue buscando un empleo que le permita equilibrar su economía para cubrir todos los gastos de la casa y terminar de pagar la universidad de su hija, ya que hay meses en donde los ingresos no son suficientes.
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Kelly recuerda con amargura una experiencia del 2023 en la que aplicó para un puesto de jefe de procesos en una empresa regional en el sector industrial. A pesar de cumplir con el perfil, la experiencia y las competencias requeridas, fue rechazada. Al investigar más, descubrió que el puesto se otorgó a un hombre por consideraciones de género, dejando claro que, para algunos, ciertos roles son inadecuados para las mujeres. Ella expresa que “prefirieron contratar a un hombre por el carácter y voz de mando”.
En repetidas ocasiones se ha encontrado en esta situación. Tiene un compañero que con menos experiencia que ella ha conseguido más puestos, incluso, uno al que aplicaron ambos, pero terminaron llamándolo a él, por lo que Kelly reflexiona que “definitivamente en Colombia, ser mujer e ingeniera, es complicado” alegando que, en esta cultura, y dentro del ámbito de la ingeniería, el hombre es el privilegiado.
“Durante los años, he aprendido que el mayor filtro, en esta carrera, es ser hombre. Mi pelea siempre ha sido con el sexo masculino. Siempre pierdo por ser mujer. No es que no tenga experiencia, es que soy mujer”, expresa con decepción Kelly. “Es frustrante porque ¿cómo voy a demostrar mis habilidades si no me dan la oportunidad de hacerlo? Las mujeres podemos ocupar cualquier puesto, somos capaces”, concluye.
Ella ha tenido experiencia manejando grupos de trabajadores hombres, en lo que se destacó y recibió reconocimiento de su jefe. Sin embargo, en el 2015 tuvo que renunciar de este trabajo porque “había hora de entrada, pero no de salida”. Expresa que: “Yo estaba estudiando mi especialización en gerencia en producción y calidad, entonces era el trabajo o mi carrera. Otra cosa es que tampoco podía dejar de compartir con mi familia, mi hija. Ella me necesitaba. Hoy en día, no me arrepiento de mi decisión”.
En muchos entornos laborales, existe la falta de reconocimiento hacia las mujeres que también desempeñan responsabilidades en su hogar. En este sentido, se espera que las mujeres equilibren sus responsabilidades en el trabajo con la vida doméstica y el cuidado familiar. Esta falta de reconocimiento se convierte en carga adicional para las mujeres, dificultando su capacidad para avanzar profesionalmente, así como le sucede a Kelly.
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Luego de enviar los currículums, Kelly se dirige a la cocina, para preparar los yogures naturales de su negocio. Mientras mezcla los ingredientes, no para de imaginarse en el trabajo de sus sueños: un gran laboratorio en el área de investigación, en el que pueda hacer productos innovadores. Ella abraza la idea de, algún día, volver a colocarse su bata de laboratorio y dejar el delantal.
La experiencia de Kelly refleja la urgencia de abordar el problema del desempleo y promover la equidad de género en el ámbito laboral. Su historia no solo muestra luchas individuales, también destaca la necesidad apremiante de políticas y acciones que fomenten oportunidades justas para las mujeres de Cartagena.
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Esta historia hace parte del especial ‘Las problemáticas en Cartagena que tienen rostro de mujer‘.

Fotografía: Luisa Fernanda Paternina Buelvas
Por: Laura Isaza Carreño, estudiante de comunicación social de la UTB.
Yoli, como le dicen los vecinos en el barrio Bruselas, es una madre y esposa dedicada a las labores de su hogar. Desde muy temprano, a las 5 a.m., inicia su jornada para alistar a su hija antes del colegio. A eso de las 6 a.m., empieza a organizar su casa y a las 7 de a.m. acompaña a su esposo en el recorrido que realiza como conductor de una ruta escolar, en la que transporta a niños pequeños.
Al retornar, sigue con las labores de limpieza y comienza a preparar el almuerzo. Sobre el mediodía, sale nuevamente con su esposo a recoger a los pequeños. Al llegar a su hogar termina de cocinar y espera a su hija para atenderla de su regreso de clases.
Su extenuante rutina apenas empieza, pues ha transformado su hogar en un lugar lleno de creatividad y oportunidades económicas para el sustento de su familia. En cualquier momento llega un cliente para que le arregle las uñas, alguien que necesita una copia o un niño a comprar un dulce. En el momento de la realización de esta entrevista, la interrumpieron un par de veces para pedirle “una recarga para celular” y “una gaseosa”.
A sus 42 años, Yolima Patricia Pérez Marchena, como es su nombre completo, dedica tiempo, alma y corazón a lo que llama su “pequeño gran negocio”, donde vende perfumes, ropa, bolsos, accesorios, productos de aseo para el hogar y piñatería. Quien llega a su casa, se sorprende al ver una sala atestada de surtido, dividida por secciones en vitrinas, tal como un supermercado.
Yoli debe combinar las labores en casa con su emprendimiento, donde no solo vende productos, sino que ofrece sus servicios de manicurista que aprendió al ver videos en YouTube. Ella, literalmente, trabaja día a día “con las uñas”.
“Me levanto a las 5 a.m., y trabajo hasta las 10 p.m. A esa hora siento que ya no doy más, por eso cierro por completo y listo, a empezar nuevamente al día siguiente”, agrega.
Ella forma parte del 54% de los trabajadores informales en Cartagena, quienes, a pesar de esforzarse por ganarse la vida con ventas y actividades diarias, no cotizan ni salud, ni pensión debido a las condiciones de su empleo. Este es un desafío aún mayor para las mujeres, ya que en Colombia solo el 12% logra acceder a una pensión, en comparación con el 22% de los hombres, según un estudio realizado por la Universidad de los Andes.
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Yoli nació en Barranquilla. Una vez terminó el bachillerato decidió estudiar Análisis y Programación de Computadores, pero por falta de recursos económicos no pudo finalizarlos. Por casualidades de la vida llegó a Cartagena hace 12 años, con muchas ilusiones y ganas de salir adelante que, con el tiempo, se fueron desvaneciendo por no contar con apoyo suficiente.
Su primer trabajo en Cartagena fue como promotora turística, pero nunca se sintió cómoda para venderles los paquetes a los visitantes, así que decidió internarse en una casa de familia, donde se hizo cargo del aseo. Estando en este trabajo, un día, mientras lavaba el baño, cayó sentada sobre el duro suelo mojado.
A partir de ese incidente, comenzaron a surgir molestias en su espalda que le dificultaban caminar. Después de consultar a un médico, recibió el diagnóstico de hernia discal y fue sometida a dos intervenciones quirúrgicas. Durante la segunda operación, se vio obligada a guardar reposo. «El médico me advirtió que si se daba una tercera cirugía no iba a quedar bien. Me enfrenté a la posibilidad de depender de una silla de ruedas, un bastón o muletas. Por tanto, me tuve que cuidar», explica.
Asegura que “ya no es lo mismo que antes” y que no tiene “el mismo ritmo”. Pero, aunque se levante con dolencias, saca, no sabe de dónde, las fuerzas para dedicarse, prácticamente sola, a las labores de su hogar porque su esposo, como conductor, se ve obligado a estar fuera de casa la mayor parte del tiempo. “Son más de 12 años en los que mi espalda ha sufrido, no solo por los oficios en la casa, sino también por el trabajo de manicurista, pero me tomo una pastilla y pa’ lante”, manifiesta con firmeza.
Como dice una vecina, “Yoli no se queda quieta”. Su emprendimiento desde casa ha ido creciendo con cada nueva solicitud que le hacen los clientes: “¿Tú no vendes bisutería?, ¿no vendes aretes?, pero ¿tú no vendes tintes?”, le preguntaban. “No, no tengo, pero buena idea, la próxima sí habrá”, respondía.
Al igual que Yoli, en Cartagena y Colombia, muchas mujeres esperan la mejora de su calidad de vida. Es por esto que para ella cada momento de su día es una oportunidad para cumplir su gran sueño de crear empresa y ampliar su negocio. “Pienso mucho en mi hija, en dejarle una estabilidad, dejarle una base, ese sería mi mayor orgullo”, comenta.



Fotografías: Luisa Fernanda Paternina Buelvas
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Aunque Yoli trata siempre de tener una actitud optimista, muchas veces no le es suficiente. “A veces me deprimo. Cuando sientes que lo que haces no te alcanza o cuando llega el momento de pagar alguna cuenta y todavía no está la plata, pero tienes que buscarla de otra manera. Eso me desespera, me estresa y me deprime”, apunta.
Las mujeres viven estas situaciones a diario. Dunia León Fajardo, coordinadora en Bolívar del Movimiento Ruta Pacífica de las Mujeres, asegura que esto “tiene que cambiar”. Insiste en la creación de políticas públicas que garanticen a las mujeres una vida digna. “Se les debe reconocer lo que hacen y retribuirles con pensiones especiales a aquellas que no cotizan por tener ingresos de sobrevivencia”, afirma León Fajardo.
Aunque un informe de la ONU Mujeres Colombia y el DANE muestra que las horas de trabajo doméstico y de cuidados no remunerados de las mujeres equivalen a casi el 20% del Producto Interno Bruto (PIB), Dunia asegura que “mientras no se reconozca que eso vale y que aporta al PIB del país, no se hará nada. Hay que visibilizar el valor que tiene ese trabajo.” Por esto, es necesario cuidar al cuidador. Sacar tiempo para múltiples actividades significa para las mujeres una carga que las afecta física y emocionalmente.
El mismo informe indica que, en Colombia, las mujeres dedican casi 8 horas al día en actividades de trabajo no remunerado y los hombres solo 3 horas. Ante esto, es imperante que los demás miembros de las familias se involucren en las tareas del hogar. “Esa percepción de que las mujeres que se ocupan del cuidado del hogar son desocupadas o mantenidas no es real. El trabajo que ellas hacen es muy valioso”, manifiesta Dunia. Los hombres tienen responsabilidades en igual medida a las mujeres cuando de las labores del hogar se trata. No es una ayuda la que ellos proporcionan, es una corresponsabilidad que, de ser cumplida, aliviaría la carga de muchas mujeres y mejoraría su calidad de vida.
Las problemáticas en Cartagena que tienen rostro de mujer

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Kelly Rodríguez es un ejemplo vivo de la brecha de género en el mercado laboral en Cartagena. A sus 42 años, esta ingeniera química y madre soltera de una joven universitaria, ha enfrentado obstáculos que reflejan las desigualdades en la búsqueda de empleo entre hombres y mujeres.
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Carmen, madre soltera de 47 años, enfrenta la difícil realidad de vender chance ilegal en Cartagena para mantener a su hija. Su historia refleja las luchas de las mujeres en condición de pobreza e inseguridad alimentaria que buscan una mejor vida para su familia.
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