La siembra de Gina Pérez en isla de Barú
Fotografía: María Alejandra Romero Solano
A solo una hora en carro del casco urbano de Cartagena se encuentra la isla de Barú. Una de las zonas insulares de la ciudad más reconocida nacional e internacionalmente por sus aguas cristalinas que acarician las playas de arena blanca, pero también, por su cultura negra y resiliente que entrelaza la naturaleza con la historia de un pueblo en resistencia.
Barú es la isla continental más grande del país. Sus vastas extensiones abrazan 7.650 hectáreas y se extienden a lo largo de 35 kilómetros, albergando a unos 12.500 habitantes. De ellos, el 86% se identifica como negro, de acuerdo con la Encuesta de Percepción Ciudadana de Cartagena Cómo Vamos. La población de esta Isla se distribuye en los corregimientos de Ararca, Barú y Santa Ana, cuyas costumbres y tradiciones vienen de la herencia de los grupos de africanos esclavizados que llegaron a estas tierras en busca de libertad.
Ahí, en Santa Ana, vive y lucha la protagonista de esta historia, Gina Pérez, quien llegó hace más de dos décadas al corregimiento y desde entonces ha canalizado su energía incansable en la ardua tarea de mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Una tarea imperante en esta zona rural insular, en la que históricamente las administraciones de la ciudad han fallado en garantizar las necesidades básicas a sus residentes y en promover un desarrollo integral en la Isla.
La germinación de una lideresa
Gina, quién dice que le cuesta describirse pero que a la hora de la verdad sabe enunciarse como una “negra con tumbao”, “un tuttifrutti” o una “sembradora de semillas”, es una de las principales figuras de liderazgo en la isla y siempre ha visto en ella una oportunidad de transformación.
“¿Que quién es Gina?” se pregunta sarcásticamente Gina Pérez, sentada en un bohío de una de las instituciones de Santa Ana, corregimiento de la isla de Barú. En medio del ruido de los niños que corren por todas partes, la risa de Gina sobresale en el lugar. Sin embargo, su risa no es necesaria para que ella resalte en el espacio: su elegancia negra, su turbante, su pinta colorida y su sola presencia atrae a todos los que la conocen y a los que la ven por primera vez.
Analiza un poco la pregunta, una que no le gusta responder, pero que al parecer tiene muy clara.
Asimismo, tiene claro su propósito en la isla. “Me gusta sembrar semillas, cuando salía la hoja me iba”, agrega, haciendo una metáfora a su pasión por el trabajo comunitario. “He creado muchas organizaciones, y cuando veía que ellos podían solos, me iba, demostrándoles que sí pueden, que no deben tener una líder ahí para sostenerlos.”
Para ella, su liderazgo es innato, heredado de una familia de lideres sociales. Pero fue en su época escolar cuando descubrió que había una voz en ella y que podía alzarla ante las injusticias, entre estas, el racismo y la discriminación que vivió durante esa etapa de su vida.
“Yo era una niña que pasaba con pena. A mí me da pena todo. Entré a La Octaviana, una de las mejores Instituciones en ese tiempo Cartagena, que era femenino, y yo era la única negra en el colegia. Además, todas las niñas venían de Manga, Bocagrande, y yo vivía en un barrio popular, el Paraguay.”, relata. “Fue muy duro, sufrí hasta de bullying y todo.Ahí me pegaban chicles en la falda y me dañaban el uniforme. Ese año tuve que comprar hasta cuatro uniformes.” Ahora, ya toda una adulta, recuerda esos momentos sin mayor pesar, pero la forma en que los relata evidencia que estos fueron trascendentales para ella.
Con la misma actitud, sigue contando una de las anécdotas que marcó su vida. “Después de mí, llegó una muchacha que era de Manga, pero era gruesa y a ella se la ‘montaron’. Me dejaron a mí tranquila y la maltrataban. Cuando yo veía que la maltrataban, era como si me maltrataran a mí, y eso me hizo crecer. Tenía también otra compañera, Marta* que también le hacían bullying. Ella tenía su cabello bien largo y un día se lo cortaron en la silla. También le decían que no servía y muchas cosas más. Éramos las tres, y un día Marta se perdió en el baño y cuando nos dimos cuenta ella estaba intentando ahorcarse con una soga en el cuello. Llamamos al vigilante, cortó la soga y la llevaron al hospital. Cuando llegamos, la mamá no me quiso atender porque era negra. Cuando me dijo eso yo le dije: ‘esta negra salvó la vida su hija, porque si esta negra no va, ella se ahorca.’ De ahí, yo fui una de las primeras lideres estudiantiles hasta que me gradué, luego de que no me querían.”
Con el tiempo, su vocación de líder se fue afianzando y, a su llegada a Santa Ana, vio la oportunidad de transformar una situación que, para ella, que venía de ser parte de procesos de empoderamiento con mujeres, era inconcebible.
“Cuando llegué a Santa Ana”, relata Gina, “vi a un poco de mujeres ahí sentadas jugando carta y juegos de azar, y yo me preguntaba si es que no tenían más nada que hacer. Yo veía la necesidad de que las mujeres tenían que ser emprendedoras.”
Esta anécdota es una de las recurrentes que cuenta Gina al ser entrevistada para medios de comunicación. Pero, aunque pasó hace dos décadas, más que un simple relato para mostrar lo que la inspiró en su liderazgo, esta evidencia varias problemáticas que siguen latentes en la isla de Barú, como lo es la pobreza y la falta de oportunidades de empleo.
Este primer indicador da luces de una situación aún más crítica, tal como lo es la seguridad alimentaria. En la misma encuesta, el 52% de la Isla afirmó que ellos o algún miembro de su familia en las últimas cuatro semanas tuvo que comer menos de 3 comidas diarias porque no había suficientes alimentos. En Santa Ana, este porcentaje llegó a ser el 59% de la población.
Asimismo, para los habitantes de la isla, la falta de oportunidades en la zona es una de las razones por las cuales la situación económica de su hogar ha empeorado en el último año.
La situación se torna especialmente crítica para las mujeres en la isla, ya que son ellas las que experimentan niveles más elevados de autopercepción de pobreza e inseguridad alimentaria. Además, enfrentan el desafío adicional de percibir que es más complicado conseguir empleo o emprender en comparación con otros sectores de la población.
“La mujer aquí en la comunidad de Santa Ana tiene mucho poder.” proclama Gina con convicción y rabia, pues conoce de primera mano cómo estas mujeres han sido subestimadas. «Nada más con ser negra, tienen poder. Nada más con vestir un turbante o trenzas, tiene poder, pero a veces no se la creen. La mujer aquí es trabajadora, es emprendedora, la mujer aquí solamente falta que saque lo que tienen dentro, que no solamente son las tripas, sino su conocimiento, porque saben hacer muchas cosas. Hay mujeres que saben lo que es la modistería, pero no creen que pueden ser diseñadoras de moda o que pueden crear cosas nuevas; la mujer aquí es artesana, pero no cree que pueda hacer diseños nuevos; es masajista, pero no cree que pueda tener un spa en su casa en su casa y que la gente pueda ir.”, expone cansada la situación.
De la semilla nacieron árboles
Desde hace más de 20 años, Gina viene luchando para impactar las cifras de vulnerabilidad en Santa Ana. Por eso, en su llegada al corregimiento, creó el primer grupo de mujeres que ayudaría a muchas madres cabeza de hogar a sacar adelante a sus familias.
Estas primeras semillas fueron creciendo, y de ellas nació un gran árbol, la Corporación Son Afro Santanero, un espacio de formación y transformación a través del arte y la cultura. Para Gina, su hogar.
“La Corporación Son Afro Santanero hacía de todo, estaba metida en todos los charquitos. Nosotros tenemos casi diez años o más de estar legalmente constituidos. Pero de existir tenemos casi 15 años. Esta surge de los tiempos de dedicación con los niños, de la dedicación con las mujeres, de visibilizar toda esa parte de cultura que tenemos en la comunidad. La Corporación Son Afro Santanero tiene así, fijo, 135 personas entre niños, adolescentes, madres cabeza de familia y adultos mayores.”, menciona con orgullo.
No satisfecha con todos sus esfuerzos, Gina tomó una decisión trascendental en 2010 al llevar su liderazgo a los niveles de toma de decisiones locales. Fue entonces cuando su determinación y fortaleza la condujeron a ser parte de la Junta de Acción Comunal (JAC) de Santa Ana y posteriormente del Consejo Comunitario, dos de las instituciones con más legitimidad para los baruleros y las que al menos el 42% de ellos considera que más incidencia tienen para mejorar la calidad de vida de los habitantes de la Isla. Sin embargo, el camino no fue fácil y tuvo que desafiar las barreras del machismo arraigado en la comunidad.
“Yo fui la primera mujer en la Junta de Acción Comunal. Los hombres me decían: ‘Qué me vas a mandar tu a mí?’. Y yo les contestaba: ‘y hasta más’.”, afirma con altivez. “Es un reto llegar a ser la primera mujer en la Junta de Acción Comunal en un pueblo donde todavía existe el machismo. Sin embargo, gané. Para mí, un líder para meterse a esta vaina tiene que hacer un trabajo comunitario, debe tener reconocimiento y la gente debe seguirlo. Fui cuatro años y vi muchas mejoras en el corregimiento”, menciona con satisfacción.
No obstante, el desempeño constante en labores de liderazgo dejó secuelas en la salud mental y física de Gina, llegando al punto en el que se vio obligada a tomar una decisión en beneficio propio y no solo de su comunidad.
“Tuve un preinfarto. El doctor me dijo la palabra mágicas: ‘si quiere vivir, tienes que quedarte quieta’, así que mandaron un mes a Palenque a mí sola para que me relajara. Pero yo no podía quedarme quieta”, dice Gina entre risas. “Allá trabajé en temas culturales y creé dos grupos más. Cuando llegué aquí a Santa Ana, hicimos una reunión todos los líderes de la comunidad y dije: ‘desde hoy solamente me llaman para temas culturales, no quiero que me llamen para nada más. Todo lo que es cultura: Gina Pérez.’ Y así descansé.”
Desde ese momento, Gina ha dirigido sus esfuerzos hacia la promoción y preservación de las tradiciones culturales de Santa Ana y la Isla de Barú. Su objetivo es divulgar la herencia cultural local a un público más amplio, como lo son los turistas, de esta forma, lograr que vean en la Isla de Barú más allá que playa, sol y arena, y que conozcan la nutrida oferta cultural que tienen por ofrecer la comunidad.
Sin limitarse a la danza, artesanías y folclore, Gina también se involucra activamente en proyectos destinados a transformar la cultura ciudadana en Barú, para así mejorar la convivencia entre los habitantes de la isla, porque, aunque en términos generales, se percibe mejor comportamiento en la isla que en Cartagena, en lo que tiene que ver con las normas básicas de convivencia, los baruleros piensan que siempre hay aspectos por mejorar.
Falta tierra por sembrar
Gina hace parte del 46% de los habitantes de Barú que piensa que las cosas en la Isla van por buen camino, pero que de todas formas hay mucho camino por recorrer.
Esto, para ella, es la esencia de los gestores culturales: visibilizar el territorio, motivar a que la gente vea más allá de lo conocido.
“Todo esto lo estamos haciendo gracias a las capacitaciones que recibimos de las organizaciones”, continua. “Brindan formaciones para ser mejores líderes o a personas que quieren un cambio en la comunidad. Si seguimos así, adquiriendo herramientas, Santa Ana va a cambiar.”
Hablando de la labor de fundaciones y organizaciones sociales y privadas que tienen presencia en el territorio, para esta sembradora, han resultado fundamentales en el cultivo de conocimientos, habilidades y recursos esenciales que le permiten desempeñar un papel aún más destacado en beneficio de su comunidad. Justamente, estas son, según el 17% de los habitantes, uno de los actores clave en la realización de acciones en pro de la calidad de vida de la isla.
En medio del abandono y falta de apoyo por parte de las administraciones distritales, estas han sido clave para ayudar al desarrollo de la isla, brindándole a personas como ella las herramientas necesarias para hacer florecer las semillas de los proyectos que ella misma ha plantado y cultivado.
“Para mí, las organizaciones han sido parte de mi crecimiento. Han sido parte de nuestra familia, han sido parte del desarrollo comunitario. A ti las fundaciones te pueden dar toda la plata que tú quieras, pero si no eres un buen líder para manejar todos esos recursos que te dan, sea dinero o intelecto, estás mal. Ahora tenemos herramientas para defender a nuestro territorio”, afirma.
Aún con el esfuerzo de las fundaciones y de los habitantes de la isla, todavía queda un largo trecho por recorrer hacia el progreso sostenible de la Isla de Barú. La administración Distrital, las organizaciones sociales y privadas arraigadas en el territorio, y la propia comunidad, deben converger en un esfuerzo conjunto para afrontar los desafíos pendientes.
Entre esos retos resaltan proyectos cruciales para la isla y que se han convertido en prioridades de los habitantes, según la Encuesta de Percepción Ciudadana, como lo es la formalización del empleo y la mejora de la calidad educativa. La creación de una institución de educación superior se erige como una necesidad inminente, y la instalación de soluciones de alcantarillado para la Isla y de agua potable para el corregimiento de Barú, que resultan esenciales para garantizar condiciones de vida digna. La administración debe priorizar estos proyectos y llevarlos a cabo de la mano de la comunidad, con un enfoque étnico que atienda las necesidades de los habitantes locales.
Aunque el camino es largo y desafiante, existen las voluntades dispuestas a hacer sinergia para tejer el futuro próspero que merece la isla de Barú y sus habitantes.
Los datos mencionados hacen parte de la Encuesta de Percepción Ciudadana y del Informe de Calidad de Vida de la isla de Barú.
Esta es una adaptación de nuestro especial desde las comunidades del #PodcastCómoVamos, dirigido y producido por Cartagena Cómo Vamos, en cooperación con la Fundación Santo Domingo y la difusión de La Cariñosa Cartagena.
Cartagena mejoró su desempeño fiscal, pero aun depende de transferencias nacionales
Fotografía: Humberto Ochoa Avila
El 2023 fue un año en el que hubo rezagos en el acceso oportuno a la información, tal como pasó con los resultados de pobreza monetaria de 2022, que no fueron publicados sino hasta mediados de septiembre, lo mismo sucedió con la medición del Índice de Desempeño Fiscal (IDF) 2022, que se dio a conocer a finales del 2023. En un análisis de Cartagena Cómo Vamos (CCV), se evidenció que en este último la ciudad mejoró en la administración y manejo de los fondos públicos.
El IDF es una medición de las finanzas públicas de los municipios y departamentos, que mide la gestión fiscal para identificar buenas prácticas y fortalecer la asistencia técnica.
Ubicarse en esta categoría indica que la ciudad cumple los límites de deuda y gasto, pero sigue teniendo alta dependencia de las transferencias del Gobierno Nacional, así como posee bajos niveles de inversión en Formación Bruta de Capital Fijo, es decir, baja adquisición de bienes públicos que generan retornos, como maquinaria, equipos, edificios, etc.
Al comparar los resultados de Cartagena con los otros municipios de categoría especial, se tiene que, a pesar de la mejora, la ciudad tiene el nivel más bajo. Por encima está Cali, con 65,96 puntos (categoría vulnerable), luego Medellín con 71,18; Bucaramanga, con 73,37; Barranquilla ocupa el segundo lugar con 75,70 y en primer lugar está Bogotá, con 79,42 puntos, todas en categoría sostenible.
En la dimensión de resultados fiscales, el indicador que tuvo mejor calificación fue el de ahorro corriente, con 100 puntos, que se relaciona con la liberación de excedentes para financiar inversión. Mientras que el más crítico fue el de la Relevancia de la Formación Bruta de Capital Fijo, que fue de 30,9.
Para el caso de la dimensión de gestión financiera territorial, la calificación más alta la tuvo el indicador de holgura, con 100 puntos, la cual se refiere al cumplimiento del límite de gasto de funcionamiento con ingresos de libre destinación. Esta también fue la de mayor mejora, pues en 2021 había resultado en 0.
Por otra parte, se evidencia la necesidad de mejorar en la capacidad de ejecución de ingresos, que fue la más baja con 60 puntos, desmejorando con respecto al año anterior que había obtenido 100.
Aspectos de la educación que generaron insatisfacción en los Cartageneros en 2023
Fotografía: María Alejandra Romero Solano
En Cartagena, los niños, niñas y adolescentes retomaron su proceso de formación con el inicio de clases, una buena noticia desde la base que la educación tiene efectos positivos en la calidad de vida y la movilidad social; sin embargo, este debe ser armónico desde la primera infancia hasta la educación superior.
Cartagena Cómo Vamos (CCV) presentó un nuevo análisis semanal, en el que aborda la satisfacción y valoración de diferentes aspectos de la educación ofrecida en la ciudad, basado en los resultados de la Encuesta de Percepción Ciudadana (EPC) 2023, realizada por este Programa. Este instrumento evidenció que en la Heroica en 1 de cada 2 hogares hay al menos un menor de edad que debería estar vinculado al sistema educativo. De estos, el 80% asiste a una institución oficial, es decir que depende del Distrito.
Al preguntar en los hogares con niños y niñas matriculados en los niveles de preescolar y transición, por la satisfacción de múltiples aspectos de la educación, resulta que el mayor reto identificado es el acompañamiento nutricional, solo 6 de cada 10 están satisfechos, lo que se relaciona con el impacto de estrategias de retención a estudiantes como el Programa de Alimentación Escolar (PAE); en la tasa de deserción, que es más alta en preescolar, con más del 5% de estudiantes retirados del sistema antes de terminar el año.
Este mismo ejercicio, pero aplicado en hogares con estudiantes de primaria, secundaria y media, mostró resultados diferenciados entre la educación privada y oficial. A pesar de que, la mayoría de los estudiantes del Distrito asisten a una institución pública, es aquí donde se registra una satisfacción baja en todos los aspectos, en comparación con las privadas.
Justamente, con el regreso a clases en este 2024, se vuelve a elevar la conversación de ciudad sobre el gran reto de la infraestructura educativa en Cartagena, donde el 80% de las sedes de instituciones educativas oficiales presenta problemas de infraestructura que requieren ser atendidos para garantizar condiciones óptimas en la prestación del servicio.
Otro reto al que la EPC 2023 le hizo eco, es a la disponibilidad de cupos y el proceso de matrícula, donde la satisfacción en lo privado es del 75%, mientras que lo oficial es solo del 68%, lo que sugiere que las falencias en infraestructura no solo abarcan el estado de las sedes actuales, sino que también se suma la suficiencia de estas, pues desde la política pública educativa aprobada en Cartagena, se estimada un déficit de 1.200 aulas escolares en la ciudad.
La satisfacción de los cartageneros y cartageneras para con los docentes en lo oficial es del 77% y en los privados asciende hasta el 83%. Lo anterior muestra que en ambos sectores el aspecto mejor evaluado es el de docentes, siendo mejor percibido en lo privado.
Las instituciones educativas oficiales del distrito de Cartagena muestran un rezago en calidad educativa, ubicando a la ciudad como la tercera de las 23 capitales principales del país, con los resultados más críticos.
Es primordial que la Administración Distrital, identifique las oportunidades que representa la puesta en marcha de la política pública educativa y el trabajo articulado entre el Estado, la empresa privada, las escuelas y la academia, para avanzar en conjunto en la superación de las problemáticas estructurales y las brechas que perpetúan las desigualdades e impiden el desarrollo pleno de la ciudad.
El desempleo en Cartagena se mantiene estático mientras que en las principales capitales disminuye
Fotografía: Humberto Ochoa Avila
En días pasados el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), publicó los datos de mercado laboral del trimestre octubre – diciembre, con los que se consolida el año 2023 y, al ser este un elemento clave para el bienestar y la calidad de vida de los habitantes, Cartagena Cómo Vamos (CCV), preparó un nuevo análisis que da luces sobre lo que sucede en la capital de Bolívar.
En Colombia, la tasa de desempleo para 2023 fue de 10,2%, menor al 11,2% registrado en 2022, una reducción a 1 punto porcentual (P.P), lo que podría asociarse a la desaceleración económica que está experimentando el país. Sin embargo, al quitar la estacionalidad o lo que se conoce como empleo temporal, que se da regularmente en las mismas épocas del año (octubre – diciembre), se observa que el desempleo viene en aumento. Entre agosto y diciembre de 2023, pasó de 9,4% a 10,8%.
En Cali pasó de 11,5% a 10,9%; Bogotá de 11,4% a 104%; Barranquilla registró en 2022 el nivel de desempleo en 11,9% y en 2023, de 10,4%; Medellín fue la ciudad que mayor reducción alcanzó, pasando de 10,8% a 9,0%.
Las dinámicas del mercado laboral en Cartagena marcan un comportamiento diferenciado al resto de 5 principales capitales. Pasó de ser la segunda con el nivel de desempleo más bajo a ser, junto a Cali, la del nivel más alto.
Además, en la Heroica disminuyó la ocupación, pasando de 59,5% en 2022 a 58,2% en 2023, más de 4 mil empleos perdidos en el último año. Esta situación guarda estrecha relación con el aumento de la población que no está en búsqueda activa de empleo, explicado principalmente por el incremento de personas dedicadas a las labores del hogar (11%) y es Cartagena la ciudad donde más se dio este incremento, consecuencia de un posible desánimo al no encontrar nuevas oportunidades. Aquí también es donde más aumenta la población que se dedica a estudiar, hecho que pudiese estar apalancado con la implementación de la política “Matrícula Cero” que elimina parte de las barreras económicas para acceder a la educación superior.
¿Cuáles fueron los principales sectores de empleo para la población cartagenera en 2023?
De los 421 mil puestos de trabajos generados en la capital de Bolívar, el 20% estaban vinculados al sector comercio, 14% al transporte y un 12% a la administración pública, defensa, educación y salud. Si bien, estas fueron las tres principales ramas de ocupados, el comercio y la administración pública registraron una disminución del 7% y 5% respectivamente, mientras que el transporte aumentó un 4%.
En la ciudad siguen siendo críticos los niveles de empleo más formalizado, en relación con las principales capitales de Colombia. Mientras que en Bogotá el 65% de los ocupados son empleados particulares o del gobierno, en Medellín el 63%, en Cali el 56% y en Barranquilla el 51%, en Cartagena solo llega a ser del 37%.
Eliana Salas Barón, directora de Cartagena Cómo Vamos enfatizó en la importancia de articular esfuerzos entre el sector público y privado, para poder generar nuevas ofertas de empleo, pero a su vez, condiciones que le permitan a las personas acceder a los mínimos de un trabajo digno: salud, seguridad social, pensión, sobre todo de cara a una ciudad que cada vez envejece más.
Aumentaron las hospitalizaciones en UCI por Infecciones Respiratorias Agudas en Cartagena durante el 2023
Cartagena Cómo Vamos (CCV), encendió una alerta sobre los casos de Infecciones Respiratorias Agudas (IRA) reportados en La Heroica durante el 2023 y elaboró un nuevo análisis para explicar el panorama en la ciudad.
Las IRA impactan al sistema respiratorio y son causadas por agentes patógenos, como virus o bacterias, que provocan síntomas graves, afectando personas sin importar edad, pero regularmente son más peligrosas en grupos de riesgo, como niños y niñas menores de 5 años, adultos mayores y/o aquellos con sistemas inmunológicos debilitados.
El INS presentó el boletín epidemiológico de la semana 52, en el que se reporta que, a cierre de 2023, en Cartagena se registraron 233.691 consultas externas y urgencias por morbilidad IRA, un 2% menos que las de la semana 52 de 2022, cuando se registraron 237.847.
En esa línea de reducción se ubican las hospitalizaciones en sala general, que para 2023 fueron 4.510, 2% menos que en el mismo periodo en 2022, cuando se reportaron 4.587.
Otro resultado que preocupa es la mortalidad por IRA en menores de cinco años, para 2023, se presentaron en Cartagena 11 casos, uno más a lo reportado en 2022, cuando fueron 10 muertes.
El boletín epidemiológico del INS, destaca un descenso del 61 % de casos por IRAG inusitado, los más graves, con una evolución no explicada en pacientes sin comorbilidades o sistema inmunológico comprometido. En 2023, fueron 127 casos y en 2022, se reportaron 329.
La contención de los casos supone múltiples desafíos ya que en Colombia la circulación de otros virus respiratorios diferentes al Covid-19 y la influenza, suelen estar presente todo el año.
Es indispensable que las autoridades mantengan las activas estrategias de vigilancia, haciendo un seguimiento especial al comportamiento y tendencia de la morbilidad y mortalidad de estas enfermedades. Detectar de manera oportuna los casos de IRA por causa de agentes patógenos respiratorios conocidos o nuevos con potencial epidémico o pandémico, permitirá que se tomen medidas oportunamente.
El transporte, la división de gasto que sostiene la inflación en Cartagena
Fotografía: Humberto Ochoa Avila
A principios de enero de 2024, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), publicó los resultados del Índice de Precios al Consumidor (IPC), para diciembre de 2023, con el que se consolidó el reporte anual. Para entender cómo le fue a la ciudad, Cartagena Cómo Vamos (CCV) los analizó y realizó este reporte.
En Colombia el IPC tuvo una variación anual de 9,28%. Cifra que después de casi año y medio vuelve a ser de un dígito. En diciembre de 2022, esta había sido de 13,12%. Pese haber logrado esta reducción, el país todavía se encuentra a más de 5 puntos de la meta de IPC establecida por el Banco de la República, que está entre 2% y 4%.
Cartagena por su parte, registró en diciembre de 2023, un IPC del 9,91%, ligeramente mayor al promedio nacional. Cabe resaltar que en diciembre de 2022 en la Heroica el IPC había sido de 14,33% por lo que ha conseguido una reducción importante.
Al revisar las divisiones de gasto y compararlas entre los dos periodos, se observa que la inflación de los alimentos se redujo 22,16 puntos porcentuales, pasó de un IPC de 27,3% en diciembre de 2022 a 5,2% en 2023, siendo la que más se redujo. Esta había sido una de las que más contribuyó al incremento de los precios durante este periodo inflacionario.
El DANE muestra resultados de 12 divisiones de gastos, y en 9 de estas se redujo el IPC en mayor o menor medida y solo en 3 aumentó. El que mayor incremento registró es la división de Transporte, con 11,17 puntos porcentuales, pasó de un IPC de 8,6%, en 2022 a 19,75%. Es ahora la que jalona la inflación.
Lo anterior se explica por los incrementos graduales que ha tenido la gasolina. Las otras dos divisiones que crecieron fueron: alojamiento, agua, electricidad, gas y otros combustibles, es decir, servicios públicos, pero apenas 0,9 puntos porcentuales (P.P); la tercera fue recreación y cultura, con 0,8% P.P. Incrementos mínimos comparados con el del transporte.
A final de cada año también se discute el aumento del salario mínimo, teniendo en cuenta factores como la inflación y la productiva. Para 2024 el Gobierno Nacional decretó un aumento del 12,04%, quedando por valor de $1.300.000. Para algunos expertos este incremento es considerado alto, teniendo en cuenta que con el de 2023, aumentó el número de trabajadores que ganan menos del salario mínimo, abriendo la puerta a la informalidad.
El incremento de los precios tiene efectos importantes en la economía, así como las medidas para contenerlo, como el alza a la tasa de interés, que limita la inversión y el consumo. Precisamente en 2023 se dio una desaceleración económica, afectando a sectores como la industria y el comercio.
Frente a esto, Eliana Salas Barón, directora de Cartagena Cómo Vamos manifestó que “uno de los posibles efectos de la alta inflación en 2023 para Cartagena, fue la baja en el nivel de visitantes nacionales que llegaron a la ciudad, de no mantener controlada la inflación podríamos seguir observando la baja en la recepción de turistas nacionales que actualmente representan cerca del 80% del total de llegadas aéreas a la ciudad. Si la inflación sigue presionando el presupuesto de los hogares, podríamos tener efectos agravados sobre el empleo en sectores como turismo, comercio y transporte”.
Es trascendental que el Gobierno Nacional y los locales, sigan trabajando en controlar la inflación, así como minimizar los efectos que ha tenido sobre el empleo y el crecimiento económico.